Capítulo 9: TicTac

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Faltaban escasos minutos para la llegada del mediodía, el mejor momento del sol y en el que su luz sería lo suficientemente poderosa para dar la energía que requiere Cronos

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Faltaban escasos minutos para la llegada del mediodía, el mejor momento del sol y en el que su luz sería lo suficientemente poderosa para dar la energía que requiere Cronos. Thria se había puesto de cuclillas en lo más alto del Alto Reloj, donde la diminuta punta de una antena era el único apoyo para su gran cuerpo. Pese al violento viento que surca a sus alrededores, Thria era capaz de mantenerse en equilibrio perfecto.

«¿Dónde estás?».

Había llegado al Alto Reloj hace poco más de media hora, en las que el hombre que alguna vez fue reconocido como el asesino más grande del mundo, volvió. Recorrió cada piso del Alto Reloj, envolviendo sus manos y ser en la sangre de sus enemigos, pero no tuvo éxito en su búsqueda primordial: Rollan. La única pista que tenía de él era el interior de la caja del Alto Reloj, llena de herramientas y sangre que lo desesperaron más.

Como si fuese un rayo de esperanza, encontró rastros de combate, que significaban que su alumno imprudente seguía con vida. Sin embargo, no sabía dónde se libraba: no podía escucharlo ni verlo y las nuevas pistas de él aparecían cada que cambiaba de lugar.

«No puede ser». Aceleró el paso, víctima del pánico.

Lo que perturbaba a Thria, más allá de las explosiones que generaba Ágatra al buscarlo o del tiempo tan escaso que le quedaba para el mediodía, es que el combate que libraba Rollan era silencioso. Y un combate de esa índole sólo es posible de darse si ambos enemigos son sicarios. Su enemigo era la Parca de los Héroes o su anterior compañero.

Segundos antes de que reanudara la búsqueda, una explosión debajo de él lo detuvo. No necesitó que la nube de polvo y escombros se disipara para saber quiénes habían causado la explosión y se arrojaban del desván del Alto Reloj.

Iba a intervenir, pero una cadena de explosiones desde la base del edificio lo detuvo.

« Y yo no me cortaré los huevos para demostrarte que no necesito que te preocupes por mí», recordó Thria. Finalmente se arrojó, pero no en dirección a su compañero. No necesitaba preocuparse por un alumno más que capacitado para su primera misión.

 No necesitaba preocuparse por un alumno más que capacitado para su primera misión

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Rollan y Eneo nunca dejaron de pelear. Sea mientras Rollan se escabullía al desván, mientras dejaba inconscientes a los mercenarios, mientras accionaba el mecanismo de la falsa pared y, finalmente, mientras derribaba la pared con sus flechas para acto seguido tomar a Cronos ―una lanza dorada―, la batalla entre ambos no tuvo descanso. Ni siquiera mientras se arrojaban a una muerte segura y luchaban por tener la lanza.

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