Reto dos (Cambio de género)

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En un mundo alterno imaginemos las circunstancias más extrañas, porque en mundos como esos pasa de todo.

Tal vez en un mundo alterno Trunks, el guerrero justo, es una hermosa señorita, aunque igual de fuerte, luchadora e íntegra. Y quizá está igual de enamorada de Mai, la siempre tímida Mai.

...

—No puedes acompañarme a la Habitación del Tiempo, Mai —alegaba la guerrera (ahora de nombre Thong).

—Olvídalo, iré contigo quieras o no
—insistía Mai.

La mejor amiga, y su amada, jamás la dejaba. Para Thong era una fascinación, pero le preocupaban los peligros que eso implicaba. Sin embargo, sabía que de nada servía el alegato; Mai iba a ir. Ese era un hecho.

—No sé si puedas soportar la gravedad —le dijo preocupada.

—Podré si no me muevo mucho.
Mai se puso su bolsa. Sonrió entusiasmada enseguida. —Descuida, estaré bien.

La morena ya tenía listas las maletas. Y así, Mr. Popo les dio la bienvenida a esa extraña y pesada dimensión que se asemejaba a una niebla muy espesa. El asistente de Kami-sama se retiró prontamente en cuanto les explicó lo básico sobre el lugar.

...

Mai, con sus lindas y delicadas manos hizo de aquellas pocas habitaciones un lugar muy acogedor. Todos los días preparaba la comida para su mejor y querida amiga, y desde la cama, en su lectura, la miraba entrenar, hacerse fuerte. Estar ahí no estaba nada mal, y había podido con la gravedad, tal como se lo dijo a su muy querida Thong.

La dulce morena alistaba la tina para Thong con agua tibia a diario para que la saiyajin se relajara después de sus extenuantes entrenamientos.

Thong, sudorosa, se deshizo de sus prendas y se metió en el agua, que le pareció exquisita. La joven suspiró de gusto. Mai se adentró en el baño para dejarle las toallas cerca y echarle más líquido para hacer burbujas al agua.

—¿Qué te parece el baño? ¿Rico, verdad?
—le preguntó la morena de buena gana.

—Sí. Es bueno ducharse después del entrenamiento. Eso da vida —le dijo Thong, quien a continuación tomó agua con ambas manos para empaparse la cara.

Mai rió, contenta por su amiga.

De repente, las mejillas de Thong se pusieron coloradas. Volteó a ver a la amiga. —O-oye, ¿por qué no entras a bañarte? —la invitó algo nerviosa, pero segura de su decisión.

—¿Como cuando éramos niñas? —le preguntó Mai entre risitas. No podía evitar acordarse de aquellos días; Thong nunca la dejaba en paz. Sus días se basaban en juegos y vivir, como todo infante.

Thong asintió sonriente, aunque igual de nerviosa.
—Sí —le dijo.

Mai, ya rendida, exhaló, y se quitó la ropa frente a Thong, quien tragó saliva. No pudo evitar babear un poco ante la piel hermosa, blanca, tersa, y el pubis rosado, sin un solo vello que lo cubriera. Mai se introdujo en la tina. Tomó asiento frente a ella, y tal como había hecho ella, suspiró por el agua, que se sentía de maravilla. Mai se meneó en el agua, para que remojara cada parte de su cuerpo y para disfrutar de lo hondo de la tina.

—Aah... qué bien se siente —expresó Mai, gustosa.

—Sí... —dijo Thong con la mirada baja y las mejillas todavía más rojas.

La belleza resultó demasiada, y como en cámara lenta. Mai parecía una princesa... que debía ser tocada; poseída por alguien fuerte, y que la amara muchísimo; más que a todo. Thong se arrimó a ella y sin previo aviso la besó. Labio femenino con labio femenino. Mai abrió mucho los ojos. No apartó a la amiga porque un sentimiento fuerte se apoderó de ella; había surgido de su pecho. La quería... Siempre la quiso, y se dejó besar. Como no sabía besar, solo se dejó consumir por los labios más dominantes. Pronto cerró los ojos y se unió al amor femenino. Las chicas se abrazaron y las piernas se acomodaron encima de las piernas. Desesperadas por el amor, intentaron unir sus vulvas. Al sentirse, el jadeo las separó. —¡Hazme el amor! —le demandó Mai, sin soltarla.

Thong, jadeante, asintió aprisa, y salió de la tina con ella volando en brazos. La llevó a la cama, donde le besó el cuello sin cesar. La híbrida saiyana bajó pasando la lengua desde el cuello hasta la intimidad de la preciosa morena. Ahí se detuvo para darle cariño con su lengua, que pasaba una y otra vez por los labios gruesos y el interior. La lengua frotó convulsa el clítoris y Mai gimió con intensidad ante esto y arqueó la espalda.

—Te amo —le dijo Thong con la boca bañada en sus fluidos.

—Y-yo también —le dijo Mai casi sufriendo por tanto placer.

Thong le abrió las piernas y se posicionó arriba de ella, con la vulva sobre la suya y de inmediato comenzó a frotarse. El contacto de clítoris con clítoris les irguió los pezones. Sentían correrse. Thong aceleró el frote. Se inclinó para succionarle la tetas a Mai, quien pegó un grito de goce.

—¡C-cásate conmigo, Mai! —imploró la saiyajin entre jadeos.

—¡A-aah! ¡Sí! —accedió Mai.

Ante esto, Thong, como hechizada, se dirigió al cuello de la amada y lo mordió con tal fuerza que tuvo que sujetarla para perturbar su escape y su desvanecimiento. Mai, ya más quieta, recibió como un estado indescriptible. De forma mágica, su pareja le había transmitido todo su amor y sus deseos más profundos por medio de la mordida. En ese estado, casi de choque, tuvo el orgasmo más placentero de este mundo y Thong junto con ella. Las amantes se quedaron abrazadas en la cama. Ya eran esposas.

Autor de la ilustración: desconocido

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Autor de la ilustración: desconocido

Ao to Kuro (Future TruMai Week 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora