¡Hola!

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La vida una cuestión de suerte. Es cierto, que factores como valentía, la fuerza de voluntad, el amor y el esfuerzo, son fundamentales para el devenir de nuestros días, pero ¿hasta dónde influye el azar? Creo que hay personas que nacen con estrella, grane y luminosa para cegar al resto de mortales, pero sin embargo hay otros que no paran de perseguirla toda su vida para alcanzarla en pequeños momentos y ven como se esfuma cuando menos se lo esperan. Frustrante, lo se. Pero esa injusticia también creo que, curiosamente, es el que nos hace la vida más digna. La suerte puede condicionarte en algunos momentos, es cierto, pero con el tiempo uno entiende que, a la hora de la verdad, con suerte o sin ella, eres tú y solo tú quien determinas tu destino. Eres tú quien elige si quieres que el paso de tu vida este marcado por tristeza, arrepentimiento, cobardía, o de miedo; o de lo contrario prefieres que estos obstáculos no sean sino oportunidades que te da la vida para ser feliz. Porque, aunque algunos poseen esa estrella, y la tuya brille por su ausencia, eres valiente, eres más fuerte de lo que crees, fiel a ti mismo, aunque a veces se te olvide, y sigues teniendo la ilusión de un niño de ocho años. A veces, la vida tiene mucho de la conocida frase, "una mala noche, en una mala posada", pero merecemos tener la curiosidad de descubrir que nos deparará la mañana que sigue a esa mala noche. Pero, si todo esto, se vive en compañía de personas que nos hacen la vida menos triste, menos gris, más autentica... eso sí que es suerte. 

Yo siempre he sido de las que ha intentado buscar esa suerte en personas mágicas. Pero la suerte no me ha acompañado mucho a lo largo de mi vida, ya que mi estrella también brilla por su ausencia. Pero, aun así, doy las gracias a los que me engañaron, a los que me traicionaron, a los que me humillaron y a los que me vendieron cuentos que ni ellos mismos conocían. Gracias a los que me hicieron daño y pudieron seguir durmiendo a pierna suelta, a los que nos ilusionaron para después arrancarnos de cuajo la ilusión, a los que nos arrebataron la capacidad de emocionarnos. 

Gracias a los que nos olvidaron, a los que dejaron de pensarnos y a los que nunca les llegamos a importar. A los que huyeron, a los que abandonaron y a los que prometieron cosas que jamás iban a cumplir. Gracias a ellos, porque ahora soy mucho más fuerte, más valiente y más auténtica. Me habéis enseñado que las migajas no son una opción, que me merezco serlo todo, que con la ilusión no se juega, que el que pierde, es el que me pierde a mí. Que querer es sencillo y que el amor no duele. Gracias a esto, he ganado la batalla al rencor, al odio y al miedo. 

He vuelto a confiar en mí y me he atrevido a querer de nuevo. He aprendido a marcharme a tiempo y a dejar de querer cuando es el momento. Estoy aquí de paso, y la vida es un momento, y hay que dejar de vivirla como si fuera un sacrificio. Que ser feliz es una decisión, y nunca es tarde para tomar decisiones. Pero, para llegar a esta decisión, no es todo un camino de rosas. Mucha historia vivida en silencio, y no solo la mía, la de muchas otras personas. Es una lucha invisible, y quizá el mundo, debe conocer una parte.

Ey, soy Kate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora