Jihyo seguía sin saber que decir, temía que Sana se enterara de todo y la dejara de hablar o algo por el estilo.
-No me digas que fue por la caída del lunes- La mayor habló preocupada extendiendo su mano para intentar tocar el labio de Jihyo.
-¿Qué? ¡No! Claro que no― Jihyo habló rápido tomando el dedo de Sana con su mano para que esta no tocara su herida.
No sabía por qué había reaccionado así, tenía la excusa perfecta para que no se supiera la verdad detrás de esas heridas, pero el ver a Sana tan preocupada por ser la posible causante de sus lesiones le impidió a Jihyo dejarla con esa culpa.
-¿Entonces?— La japonesa preguntó preocupada.
Y eso que aún no veía los moretones en sus ojos.
-Yo...- Jihyo no sabía que responder.
-Aquí está su desayuno, que lo disfruten- Una mesera las interrumpió.
-Bueno, a comer- Jihyo soltó una risita nerviosa mientras tomaba una porción del desayuno en su platito.
A lo cual Sana la siguió, le gustaba comer, pero si había algo más que le estuviera gustando en estos momentos era tener una idea más clara de como era el rostro de Jihyo, podía ver un poco los ojos de la menor a través de esos oscuros lentes de sol, aunque no lo suficientemente como le gustaría y estaba viendo la bonita naríz y boca de la contraria, era demasiado linda a pesar de esa herida en su labio, la cual no tenía ni la menor idea de cómo la contraria se la habría hecho.
Continuaron desayunando de forma tranquila mientras se conocían un poco más, para Sana aquella chica era alguien muy interesante, se moría de ganas por saber si aquella linda mujer salía con alguien y si estaba soltera no perdería la oportunidad de intentar algo con la contraria, tal vez llevaba poco tiempo de haberla conocido, pero a decir verdad la coreana llamaba mucho su atención.
Hacía mucho que la comida se había gastado, sin embargo la conversación era demasiado entretenida como para acabarla.
Desafortunadamente una alarma interrumpió su agradable convivencia.
Y sí, Jihyo había puesto aquella alarma para no arriesgarse a descuidar el tiempo y que Daniel la encontrara afuera de casa.
-Lo siento mucho, pero debo volver a casa― La menor se disculpó comenzando a levantarse.
-Espera...- Sana la tomó de la mano para evitar que se fuera -Fue divertido charlar contigo hoy y me gustaría saber si podíamos vernos mañana también, claro, solo si quieres.
Jihyo se sintió feliz por aquello, parecía que al menos una persona se interesaba en ella realmente, a pesar de ser una desconocida de cierta forma se sintió bien sentirse querida.
-Por supuesto- Jihyo asintió para intertar colocarse el cubrebocas.
Pero Sana no se lo permitió, tomó sus manos para apartarlas de su rostro y besó su mejilla en forma de despedida.
-Entonces te veo aquí mañana— Se despidió la japonesa.
—Claro— Jihyo asintió algo avergonzada colocándose el cubrebocas para ocultar su sonrojo.
Si en Corea no era tan común el contacto físico, para Jihyo era aún más extraño debido a que a pesar de no interactuar con nadie, el único contacto físico que recibía eran los golpes de su esposo.
"Tal vez en Japón así suelen despedirse" Jihyo pensó y sin más regresó a casa.
Automáticamente recordó preparar el almuerzo para su esposo, optó por hacer un poco de arroz frito con verduras y una vez estuvo listo lo sirvió en un par de platos los cuales colocó en la mesa para esperar hasta la llegada de su marido.
Y mientras esperaba sentada en el comedor una loca idea pasó por su cabeza, no tenía ganas de lidiar con Daniel, no hoy que había tenido un buen día, entonces ¿Que pasaría si disolveriera una pastilla para dormir en el agua de su esposo? ¿Sería peligroso? ¿Qué pasaba si él llegaba a enterarse? Violencia la recibiría de cualquier modo, así que, ¿Por qué no arriesgarse?
Entonces lo hizo, dejó la pastilla diluirse en el agua y esperó a la llegada del contrario.
Un portazo notificó cuando este regresó a casa.
-Hola cariño-Jihyo saludó.
-¿Qué quieres?— Respondió el contrario.
-¿Cómo te fue en el trabajo?— Intentó Jihyo llamar su atención.
-No te importa.
Daniel estaba a punto de irse a su habitación.
Pero Jihyo lo llamó de nuevo.
—¿No almorzarás? Preparé arroz.
-Almorcé en el trabajo, ya deja de molestar.
Y justo cuando la menor creyó haber fracasado con su descabellada idea vió a su esposo tomar el vaso de agua que le tenía preparado y beberse todo el contenido de un trago.
-Y recoge todo, no quiero desorden en mi casa- Este habló continuando su camino.
Jihyo lo hizo, al terminar su almuerzo recogió de nuevo las cosas, su esposo por su parte se pasó el resto del día durmiendo. Fue un alivio para Jihyo llegar a su habitación y verlo en su cama aún con parte de su uniforme de trabajo, esa pastilla había hecho efecto rápido.
El resto del día Jihyo se la pasó en la cama al lado de su casi inconciente marido mientras miraba su celular y hablaba con Sana sobre lo divertido que había sido el día de hoy, no podía esperar para verla al siguiente día y fue por eso que decidió dormir y dejar las horas pasar hasta que fueramomento de ver nuevamente a la japonesa. Entonces apagó su teléfono y se acurrucó de su lado de la cama sintiendo el olor de un perfume femenino desconocido, ella no era tonta, sabía lo que eso significaba.
Pero dolió más el hecho de escucharlo de la propia boca de su esposo cuando este la abrazó mientras dormía y susurró el nombre de otra mujer.
-Irene...- Daniel susurró unas cuantas veces contra el cuello de Jihyo mientras la abrazaba.
Y una lágrima resbaló por la mejilla de Jihyo, seguida de otra, y otra y otra más comenzando a sollozar. No se contuvo, Daniel no iba a despertar de todas formas.
Se sentía insuficiente y en medio del llanto se preguntó cómo es que era esa chica, seguramente era linda, con una bonita sonrisa y unos ojos atractivos.
"Tal vez ella no es estéril" Jihyo pensó mientras lloraba y en medio del llanto se durmió.
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Estéril ☯ SAHYO
FanfictionDespués de cinco años de matrimonio, Jihyo comienza a ser víctima de violencia doméstica por parte de su marido, quien la acusa de ser incapaz de darle desendencia. En medio del caos y la tristeza conoce a Sana quien se vuelve muy especial para ella...