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-Jihyo, yo no puedo hacer nada más que darles los resultados a ambos y llamar a alguien que realmente pueda ayudarte.

-¡No! Deme los resultados a mí, mi esposo me matará si se entera― La menor pidió asustada.

-Jihyo, no puedo hacer eso, puedo pedir ayuda por tí si lo deseas— La japonesa ofreció amablemente.

—Nayeon, por favor, no lo hagas, no tengo a donde ir si mi esposo me abandona.

-Hay muchísimos centros de protección femenil en Seúl, lo correcto es llamar a uno, ahí van a ayudarte.

-No quiero, Nayeon― Jihyo estaba a punto de llorar.

-No es porque quieras, entiéndelo, lo necesitas y yo no puedo encubrir una infidelidad, maltrato doméstico y darles resultados falsos, porque corro el riesgo de perder mi trabajo o acabar en la cárcel.

-Eso no va a pasar, solo continúa haciendo tu trabajo y no te metas en mi matrimonio.

-Jihyo, no.

-Solo lo tengo a él, Nayeon- Finalmente las lágrimas de Jihyo comenzaron a bajar por sus mejillas.

-Me tienes a mí, yo puedo ayudarte, solo déjame hacerlo― La japonesa insistía bastante preocupada, tanto por Jihyo como por su carrera.

-Que no, ya te dije que no tengo a dónde ir sin él— Jihyo lloraba.

-Puedes quedarte en mi casa si no quieres estar ahí, pero hay que tomar medidas legales.

-¡No! Nayeon, solo dame los malditos resultados a mí.

-Ya te dije que no puedo, no puedo cometer un delito, me esforcé tanto por graduarme, no puedo perder mi trabajo por encubrir a un abusador.

-No lo estás haciendo, me estás encubriendo a mí, por favor ayudame.

-Jihyo, no te estoy ayudando.

-Por supuesto que no lo estás haciendo hasta que me des los papeles.

Nayeon se quedó en silencio y tomó nuevamente los papeles del escritorio antes de que Jihyo pudiera quitárselos.

-Nayeon- Jihyo gruñó comenzando a enojarse al ver que la doctora había tomado de nuevo los resultados-Ya he lidiado con esto por más de 5 años, ahora dame los papeles.

La doctora estaba asustada, ella jamás había cometido un delito, vino desde Japón para terminar su carrera en Corea y tener mejores oportunidades de trabajo, se había esforzado demasiado para estar en donde estaba y no podía simplemente perderlo todo por una mujer que se negaba a ser ayudada. Inevitablemente sus ojos se pusieron llorosos.

-Dame eso, Nayeon, no te pedí tu ayuda, solo ocúpate de tus propios asuntos Jihyo sujetó el otro extremo de la carpeta que contenía los resultados.

La mayor bajó la cabeza y fijó su mirada en la carpeta que aún sujetaba con fuerza.

-Nayeon, dámelo, ya te dije que no necesito ayuda.

Pero la mayor sabía que ella sí necesitaba ayuda.

-Nayeon...- Jihyo la llamó tirando de la carpeta -Nayeon, suéltalo.

Nayeon mantenía su agarre firmemente, a pesar de todo, ella continuaba aferrándose a su carrera.

-¡Nayeon!- Jihyo gruñó fuerte.

Entonces Nayeon soltó la carpeta bajando totalmente la cabeza.

-Gracias— Jihyo se levantó con dirección a la puerta del consultorio doblando la carpeta para meterla en su bolso.

Estéril ☯ SAHYODonde viven las historias. Descúbrelo ahora