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Sana iba a decirlo, todo se había ido al carajo ya, entonces no importaba si Nayeon se enteraba de lo estúpida que había sido al meterse en un matrimonio, porque Nayeon no lo sabía, Sana había suprimido ese gran detalle cuando le habló sobre una chica de la cual se había enamorado.

Pensaba sacarlo todo y liberarse de ese peso de no haberle dicho a nadie las cosas completas, sí, ella se había acostado con una mujer casada sabiendo que eso estaba mal, pero no pudo evitarlo, iba a contarlo todo, incluso el porqué había tenido el coraje de hacer aquello, porque si fuese un matrimonio feliz ella no iba a meterse nunca, pero eso estaba muy lejos de ser un matrimonio perfecto y Sana solo quería mostrarle a Jihyo que ella podía darle una mejor vida que ese idiota.

Sin embargo nada había salido como lo esperaba y ahora se encontraba con una gran resaca después de pasar la noche alcoholizada a causa del duro golpe que la vida le había dado.

-Su nombre es Park...

Una notificación en el celular de Nayeon interrumpió a Sana.

-Mierda, es muy tarde y debo dar mi primera cita en media hora-Nayeon se levantó rápido al mirar el recordatorio que su celular le había mostrado.

Debía hacer el segundo ultrasonido para el seguimiento de Jihyo, esa chica que tanto estrés le había causado últimamente.

-Bueno, ve con cuidado- Sana habló bajando la cabeza.

-Y tú también cuídate durante el día, quiero verte aquí apenas termines tu jornada laboral, traeré la cena para ambas.

—¿Cenaré aquí?—Sana preguntó confundida.

-Vivirás aquí hasta que tus problemas con el alcohol desaparezcan.

-No tengo problemas con el alcohol, puedo dejarlo cuando quiera.

-Entonces déjalo desde hoy.

—No quiero— Sana respondió con un puchero.

-Tonta― Nayeon negó con la cabeza– Te quiero aquí en la noche.

-Pero, ¿Y mis cosas? ¿Iré a buscarlas a casa?

-No es necesario, te prestaré ropa, solo desayuna y vete al trabajo.

Y sin más Nayeon salió a toda prisa de su casa.

Sana por su parte solamente dió un pequeño vistazo al desayuno que Nayeon le había traído y nuevamente se envolvió entre las sábadas con la intención de a dormir otra vez.

Pero no podía hacerlo, así que a regañadientes se levantó para darse una ducha y buscó entre la ropa de Nayeon algo que pudiera ponerse, después de todo ella le había dado permiso.

Cepilló sus dientes, lavó su rostro y peinó un poco su cabello antes de finalmente tomar la pastilla que Nayeon le había dejado y desayunar, se sentía un poco mejor, sin duda su mejor amiga la había ayudado demasiado.

Cuando fue hora de irse a trabajar lo hizo, le fue un poco más fácil concentrarse sin aquellos dolores de cabeza que los últimos días la habían estado atormentando.

Y cuando al fin terminó el día estuvo un poco tentada por irse nuevamente a embriagarse en el mismo bar, sin embargo descartó la idea enseguida, Nayeon le había pedido llegar temprano a casa y no iba a desobedecerla, porque Nayeon enojada daba miedo y no podía arriesgarse a verla de esa manera.

Entonces Sana decidió ir directamente a casa de Nayeon encontrando a la menor en la cocina al llegar.

-Siendo sincera creí que no vendrías, ya estaba practicando como regañarte al día siguiente- Nayeon habló mientras traía un par de platos para empezar a cenar.

Estéril ☯ SAHYODonde viven las historias. Descúbrelo ahora