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La peor parte de las primeras citas, no son los silencios incómodos o las formalidades.

No, lo peor es alistarse.

Y es que Guillermo no entiende por qué resulta tan difícil escoger ropa para salir con Lionel Messi. Normalmente habría optado por algo más sencillo, quizás una hoodie o unos pantalones deportivos, pero no.

Esta vez algo en su interior lo había hecho sentir inconforme con todo lo que tenía en la maleta.

Y así se había demorado más de una hora, probando combinaciones de ropa y zapatos, solo para terminar usando una camiseta blanca y unos jeans ajustados color negro. 

Sin embargo estaba expectante, porque si bien era cierto que esta era su primer cita después de mucho tiempo, realmente no sabía que esperar de está.

Quizás el alfa solo trataba de despedirse y Guillermo se estaba vistiendo bonito para que le rompieran el corazón.

Con el cepillo de dientes limpiando su boca, el reflejo de Guillermo imito cada uno de sus movimientos en el espejo. La espuma del dentrifico se le deslizaba por la barbilla y los rizos caían por los lados de su cabeza, enmarcando su rostro.

— Déjame ver si entiendo. — Dijo Kevin desde la cama kingsize, la televisión de la habitación que compartían estaba encendida y el más pequeño comía un bote gigante de helado. — Messi es tu alfa, ambos sienten la atracción pero él está casado, eso te asusta y por eso fuiste un imbecil con él. — Guillermo hizo un sonido ahogado de queja ante lo dicho. — Y ahora que salimos del mundial solo quiere arreglar las cosas contigo antes de que regreses a México. Cool, ¿Puedes pedir que firme mi playera? 

El omega suspiró limpiando la pasta de su mentón con una toalla y se asomó por la puerta del baño. — Estoy hablando en serio cachorro, no puedes contarle a nadie. Ni siquiera a Hirving.

— ¿Porqué le contaría?

Kevin pregunto desde su lugar, sin prestar atención realmente. Lo cual no era de extrañarse, el niño solía ser desinteresado y un poco distraído.

— Por que te gusta.

La acusación salió de su boca casi por inercia, sin estar verdaderamente consciente de lo que estaba diciendo. Y la preocupación inundó su interior cuando el beta dejo de ver esa caja maldita llamada televisión y se enfoco en él.

— Esa es una acusación bastante seria. — El más joven le apunto con la cuchara, entrecerrando los ojos. — Somos amigos y no creo que esos rumores sean buenos para el equipo. Soy un beta, duh.

— Beta de palabra — Contestó. — Ay por favor, he visto como se miran. Parece que el calor sale por tus orejas cuando te abraza o te sonríe, y ¿Si quiera has visto como te come con la mirada? Siempre está pegado a ti, no le gusta que juegues fuerte con los demás y nunca compartes habitación.

— Comparto habitación contigo. — Susurro el menor al hundir su cuchara de nuevo en el bote de helado, el semblante cabizbajo.

— Porque conmigo no corres peligro, duh. — Guillermo se dejó caer en la cama. —  Incluso si fueras realmente un beta mi celo no provocaría nada en ti.  ¿Te gusta o no?

Guillermo frunció las cejas, esperando una respuesta y Kevin se mordió los labios antes de responder.

— No es que no me guste, es complicado. — Le respondió el más joven, tratando de mantener la calma pero él omega podía ver el temblor de su mano aún sosteniendo la cuchara llena de helado. — A ojos de todos soy un beta ¿recuerdas?, la atracción está ahí. Es gracioso y atento, me gusta. Mucho. — Kevin aspiro profundamente, tratando de llenar sus pulmones con aire. — Pero es inútil, todos sabemos que le gusta coger con omegas bajitas y tiernas.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2023 ⏰

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