~INTRODUCCIÓN~

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Eran las siete de la mañana cuando el sonido del despertador de su móvil la hizo despertar de su sueño. Estaba soñando que se encontraba en un bosque con ninfas que la acompañaban hasta un río mágico a través de un camino lleno de árboles de todos los colores, y justo cuando iba a ver la cascada de la que tanto hablaban esas criaturas, tuvo que sonar su maldita alarma.

-Joder, ¡justo en el mejor momento! - Se lamentó.

Se levantó de la cama y fue al baño a lavarse la cara. Regresó a su habitación y se vistió. Se puso un pantalón tejano blanco y un top rojo con escote, aún hacía un poco de calor y podía llevar ropa corta, era principios de Septiembre, ya había acabado las vacaciones hacía una semana. Se calzó con unas botas negras bajas y se comenzó a poner las joyas de siempre: un collar de una clave de sol, una pulsera de piedra de jaspe rojo y unos pendientes verdes, que hacían juego con sus ojos color esmeralda, y su melena larga y negra que le había crecido este verano.

Cogió la mochila negra y lila, el móvil, los cascos para escuchar música y una chaqueta vintage verde fuerte y lila tipo chándal de los 80 y se dirigió hacia la cocina para desayunar. Miró la hora, ya habían pasado 20 minutos así que se hizo algo rápido: unas tostadas con mantequilla y mermelada de fresa y un café descafeinado, se sentó en el sofá, puso la tele para ver algo de fondo mientras comía y luego se levantó para irse.

Ya eran las 7:30 de la mañana, conectó los cascos al móvil con el bluetooth, se los puso, cogió la mochila para colocarla en su espalda y se encaminó hacia la puerta para salir. Se miró una última vez en el espejo, se peinó con la mano el pelo para repasar, abrió la puerta y salió.

Una vez bajadas las escaleras de su piso, se dirigió hacia su centro de estudios. Dahlia escogió estudiar bachillerato de humanidades, ya que así podría estudiar literatura castellana en un futuro, a pesar de que le encantaba la música y todo lo relacionado con el arte, también le apasionaba leer, así que pensó que sería buena idea enseñar a más gente los temas de la literatura, escritores y escritoras que tuvieron esa pasión por la lectura y escritura, la historia de la literatura castellana, y, siendo profesora de ello podría crear unas clases productivas, ser diferente a otros y otras profes, no ser la típica aburrida que solo enseñaba. No. Dahlia quería enseñar el valor del arte en toda su esencia. Así que aprovecharía cuando esté dando clases para crear futuros escritores, o artistas.

Estaba en el último curso. Un año después ya solo le quedaba el último, por fin. Se le había hecho eterno.

Mientras caminaba con la música en sus oídos de su playlist creada en Spotify, iba pensando en qué se iba a encontrar hoy en el instituto.
El día anterior hubo una pelea entre dos bandas, y hace una semana, al inicio del curso, una pelea entre dos chicas porque según un rumor una de las chicas se lió con el novio de la otra en la feria de final de verano, y que resultó ser cierto. Siempre pasaba algo en ese instituto. Ella siempre pasaba de todo, estaba sumergida en su mundo, un mundo con música y libros que le gustaba leer. Leía siempre sobre asesinatos, o lujuria, hasta que un día descubrió que también le gustan los libros de drama y de amoríos.

Llegó caminando hasta el centro, unos siete minutos a su paso, sin pausa pero sin prisa. Venía escuchando la canción de Losing my religion de R.E.M. La música la puso en modo aleatorio, podía sonar ese tipo de canciones, tanto como de rap, hasta heavy metal español o inglés. Pero durante el camino pensó también en una persona... Harry Evans, un chico de Gran Bretaña al que conoció una de las veces que viajó a ver a sus amigas Clara y Sara. Es amigo de ellas y sus amigas se lo presentaron, él se mudó a España para estudiar allí bachillerato Social para ser criminólogo. Lo que pasa que Dahlia nunca le dijo que le gustaba. Gusta. En presente. Son amigos por ellas desde hace un año pero nunca han tenido una salida a solas o una conversación profunda, solo en alguna fiesta montada por el grupito de pijos, el cual invitaban a todo el insti.

Las fiestas eran en casa de alguno o alguna de ellos o ellas, invitaban desde cuarto curso de la E.S.O hasta segundo de bachillerato, y cómo siempre conocían a gente nueva, se seguían haciendo las fiestas hasta que acabaran segundo de bachillerato, así que este año sería el último donde Dahlia iría a algunas de sus fiestas. Aunque en sus conversaciones solían hablar de ella, Clara, Sara, de cómo se conocieron y se despidieron, de cómo lo pasó cada una. También hablaban de él y de George, su mejor amigo, de cómo lo pasaron ellos al mudarse a España, de cosas del insti, asignaturas que más les gustaban, menos, si se habían liado con alguien...

Nunca hablaban de algo personal.
Este año tendría que aprovechar, era el último año de bachillerato y no sabía si seguirían en contacto, ese que tan poco tienen.

Las puertas se abrieron y ella entró. Subió las escaleras hasta la primera planta y se dirigió a sus taquillas para dejar libros que no usaría las dos primeras horas y cuando sea el cambio de clase, volvería a por éstos y dejaría los demás.
Observó cómo Harry hablaba con su mejor amigo George, que también se vino desde su país a estudiar lo mismo que Harry.
Cuando Dahlia vio que Harry la estaba mirando se acercó para hablar con ella, a lo que ella se puso nerviosa y se le cayeron todos los libros al saber que la había pillado mirándolo embobada.

-Mierda - Dijo en lo bajo.

NI EN UN MILLÓN DE SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora