~CAPÍTULO 4~

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No podía ser verdad. Harry Evans se me había declarado y ya sabía que a mí me gustaba.
Por eso se había estado acercando el día de ayer.
El invitarme a venir con él a la fiesta, el ofrecerse a llevarnos, y los acercamientos en la piscina, pero... ¿Lo de la habitación? Esto lo guardaré yo en mi memoria para siempre.

Ya eran las seis de la mañana y tenía mi vestido en mis manos, mojado, cómo no, y vestida solo con una sudadera que había cogido prestada sin permiso de nadie, me acerqué a Harry quien estaba acabando de ponerse sus pantalones y lo abracé.
Él me devolvió el abrazo y me dio un beso en la frente.

-¿Quieres dar un paseo con mi coche? O te apetece dormir ya? - Me propuso.

-Contigo al fin del mundo, darling.

Fuimos a la habitación de arriba donde había ocurrido todo y cogimos una manta por si parábamos en la playa y ver amanecer. Por si acaso.
Bajamos y seguía habiendo gente, esta vez, todos estaban K.O. Algunos dormían en algún sofá, otras personas en la isla de la cocina, algunos en la mesa de billar y los demás en el césped del jardín o en los sofás exteriores.

Abrimos la puerta exterior principal de la casa y nos dirigimos al coche que no estaba muy lejos. Nos metimos en el coche, arrancó y antes de comenzar nuestro trayecto a no sé dónde, me dirigió una mirada y sonrió, acariciando mi mejilla con dulzura.

No me creía que esto estuviera pasando, y menos tan rápido.
Pero me gustaba y lo iba a disfrutar.

Avisé a mi hermana con un mensaje de texto para que cuando se despierte sepa que no estoy en la casa.

6:09 am, Dahlia:
Me voy con Harry a dar un paseo, besis guarri.

Puse música de la radio y seleccioné la emisora de Rock FM y estaban emitiendo la canción de Es por ti de Cómplices. Me gustaba este tipo de música con un volumen bajo mientras conducían.

Quince minutos después ya habíamos dejado el pueblo atrás y nos dirigimos a la carretera principal, dónde Harry decidió tomar el camino de la derecha para luego seguir recto y luego coger la autopista.
Ahora estaba sonando Hotel California y Harry la tarareaba.
En diez minutos más ya habíamos cogido una de las salidas, ya sabía dónde estábamos yendo, o bien a la playa o bien al mirador de carretera que daba a la playa.
Me daría igual donde parar.

Y en cinco minutos habíamos llegado al mirador. Eran las 6:43 am. Casi va a amanecer. Así que sacamos la manta que cogimos antes de salir y nos sentamos en uno de los bancos que había de piedra. Eran tres, nos sentamos en el del medio.
Cómo ya era de día se podía apreciar el mar. Y a nuestra izquierda se podía divisar cómo el sol iba despertando.
Los primeros rayos de sol nos empapó de luz y pude observar cómo comenzaban a brillar los ojos verdes de Harry.
Eran de un verde precioso.

Él me miró y me pilló contemplándolo a lo que me sonrió. Él se acercó más a mí quedando así nuestros cuerpos pegados, pasó su brazo derecho por mis hombros y quedé con mi cabeza apoyada en su hombro derecho. Y puse mi mano izquierda en su pierna derecha, haciendole caricias por encima del pantalón.
Quedamos así un buen rato.
Casi me dormí cuando Harry me hizo un sutil gesto con su hombro para que me incorporara, y pudimos ver cómo el sol ya había salido por completo.

-Creo que es hora de volver, - propuso, - yo ya me he quedado satisfecho por ver junto a una persona muy bonita, un bonito amanecer.

En ese instante morí y renací.

-Genial, Harry, por mí podemos volver.

NI EN UN MILLÓN DE SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora