El Lobo apareció de la nada y atacó en menos de un instante.
Los caballos reaccionaron los primeros, levantándose y relinchando nerviosos antes de salir corriendo del lugar, dándole la alarma perfecta para poder girarse y ver la enorme sombra oscura saltando desde la oscuridad a su posición. Gilbert pudo apenas vislumbrarlo, por el rabillo del ojo, lanzándose desde detrás de los arbustos, zarpas y fauces por delante, dispuestas a rasgar, arrancar y matar.
Y, aun siendo un ataque tan precipitado, se le hizo que aquel instante una eternidad; pudo sentir cómo el aire se le quedó estancado en la boca, negándose a bajar a sus pulmones, mientras su corazón se le encogía y latía con dolorosa fuerza contra su pecho.
Elizabeta estaba de rodillas en el suelo, quieta, inutilizada, como esperando a la muerte, como si no supiera que aquella bestia estaba cayendo desde las alturas sobre ella.
Para matarla.
No se permitió dudar ni pensar en algo mejor. Sólo saltó hacia el animal, y en cuanto estuvo a su alcance, apretó el gatillo, disparando a bocajarro contra su cabeza, haciendo que se desviara apenas un poco de su trayectoria, cuando estaba a unos terroríficos centímetros de ella. Su propio cuerpo entonces impactó contra el animal y la fuerza del choque hizo que, tras colisionar contra el Lobo, cayera como un fardo de bruces contra el suelo, sobre su brazo izquierdo. Su pistola voló por los aires y él rugió de dolor, pero no se demoró y trató de incorporarse nada más caer.
Para su desgracia, el Lobo ya estaba en pie, gruñendo y aullando, dispuesto a un nuevo ataque. Le miró horrorizado. No lo recordaba en su anterior lucha tan grande como le resultaba ahora. Era gigantesco, casi tan grande como un oso, con unas fauces en las que cabría su brazo casi entero sin problema, de dientes grandes como su mano.
Se volvió y retrocedió como pudo, usando las piernas y los codos, para poder evitar el primer zarpazo que cayó como un letal sablazo donde él antes había estado. Trató de erguirse mientras la bestia se preparaba para un nuevo ataque, de coger algún arma, pero apenas pudo hacer más que un súbito movimiento con el brazo para evitar la dentellada que iba a arrancarle aquel brazo.
No tuvo tiempo apenas para reaccionar cuando el animal volvió a lanzar otra dentellada más. El instinto disparó sus brazos y los mandó agarrar su mandíbula para evitar ser engullido. Sus manos se agarraron como pudieron a aquellas fauces y trataron de alejarlas de él. Veía aquellos pegajosos hilos de espumosa saliva cayéndole encima. Le abofeteó el hedor de su aliento, y la angustia que aquel pútrido olor a descomposición le provocaba llegó a embotarle, y el animal aprovechó para acercarse más a él. Gruñó de rabia y levantó su pierna para apoyarla entre su pecho y su pata, tratando de hacer más presión, de alejarle.
Justamente pensaba que iba a acabar con las manos cercenadas si mantenía aquella falsa competición de fuerza durante mucho más tiempo cuando un brusco movimiento del animal le hizo perder agarre y soltar sus fauces. El Lobo levantó la cabeza y abrió la boca para engullirle.
Alcanzó a ver sólo una bola de fuego que venía desde detrás entrar directa en su boca. Tuvo un instante para mirar atrás y ver cómo Hermann había conseguido ensartar la antorcha que Eliza había dejado caer en el paladar del animal. Dio un golpe con su pierna para alejarlo un poco y se arrastró en una exhalación cuan lejos pudo, mientras lo invadía todo el bramido de dolor que había soltado y el olor a carne quemada. El tuerto no se dejó asustar e hincó aún más aquella tea en su garganta, provocando un aullido aún mayor, mas un violento movimiento de la cabeza del animal le lanzó contra el suelo.
Gilbert no dudó y aprovechó para buscar su pistola, la única que ahora mismo tenía cargada, que había salido volando bien lejos. Se agachó y removió la hojarasca del suelo a la desesperada en su busca, escuchando al animal gimoteando y aullando y chocándose con los árboles como un loco, tratando de aliviar el dolor de la quemazón.
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Jäger [CANCELADO]
FanfictionEl cazador de monstruos Gilbert "Jäger" Beilschmidt tiene tan sólo un propósito en la vida: cumplir su venganza matando a Braginsky, el líder del Clan de Vampiros del Este que está aterrorizando toda Europa. Su camino a la venganza, sin embargo, dis...