"¡Se largan, ahora!"

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Capítulo IX
"¡Se largan, ahora!"

Capítulo IX"¡Se largan, ahora!"

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*Ashton P.O.V*

Al ver a Ivee marcharse me sentí frustrado, incluso hasta preocupado por saber si llegaría bien a casa de Morgan, por un instante pensé en enviarle un mensaje pero después de darle mil vueltas decidí dejarlo pasar.

Entré a mi habitación y me recosté en la cama, quería descansar al menos un poco antes de ir a ver a Atlas así que cerré los ojos y me hundí en el sueño; El cuál no duró mucho. Al despertar habían pasados solo un par de horas, eran casi las 7:30 am.

Me levanté de mala gana y tomé el primer pantalón que vi en el cajón que usaba cómo closet y una camiseta negra, una vez listo me coloqué mis converse viejas que alguna vez Jax me regaló y caminé en silencio a la cocina.

Aiden ya estaba despierto y no me sorprendía, él era el primero en despertarse y el primero en irse a dormir, su rutina se volvió poco flexible al perder la residencia en el instituto y esta haciendo todo lo posible incluso hasta entrenar el doble con el equipo de americano para que al menos no le quiten la beca estudiantil.

-¿Que tal anoche?-Preguntó mientras se terminaba su desayuno.

-Estuvo bien, supongo-Contesté tranquilo y algo dormido aún.

-Vi la ventana de tu auto, le hablé a mi primo, el que es mecánico-Tomó un trago a su jugo de naranja y decidí servirme uno también-Me dijo que puedes llevárselo hoy, te lo tendrá listo en unos días, me debía un favor así que no te cobrará nada.

-No puedo aceptar que no me cobre nada.

-Arréglate con él, pero no te cobrará nada-Me sonrió ligeramente y nuevamente ese sentimiento de lastima recorrió mi cuerpo como un escalofrío, como si todos sintiesen lastima por mi.

-¿Irás a entrenar?-La respuesta era obvia, Aiden vestía con su uniforme completo de Americano.

-Si de hecho ya me voy, debemos entrenar demasiado, tendremos partido contra el instituto Hoover dentro de unos días y no perderemos de nuevo contra ellos, te avisare para que vayas.

-No me lo perdería-Asintió y tomó sus cosas para salir.

Justo al momento en el que salió, tomé el dinero de la noche anterior y me dirigí al auto, pensaba que el interior seguiría mojado por la lluvia de anoche pero agradecía que se haya secado y lo único incomodo era el frío.

Durante el camino a casa de Atlas, no podía dejar de pensar en el poco tiempo que me quedaba, estaba seguro que no lograría juntar aquel dinero, incluso si empezaba a creer en Dios, no existiría milagro que me salvara del infierno que me espera.

Perfectos Imperfectos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora