Capítulo 1

1.3K 117 5
                                    


La muerte en topkapi era cosa de todos los días, cuando una hatun fallecía se celebraban sus funerales en total calma, rezaban una única vez y olvidaban a la lamentable mujer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La muerte en topkapi era cosa de todos los días, cuando una hatun fallecía se celebraban sus funerales en total calma, rezaban una única vez y olvidaban a la lamentable mujer.

Pero cuando una sultana fallecía su funeral se celebraba por lo alto, cuarenta días de luto y dolor, total silencio y llantos silenciosos.

Cuando una consorte fallecía acausa de suicidio y sus lamentables hijos también el palacio se volvía caos total.

Para Murad perder a sus hijos fue el declive de su frialdad, perder a Ayşe le hizo ver cuanto hizo sufrir a sus personas amadas, ahora no tenía hijos que corrieran por el gritando papá, una niña había quedado sin madre y una consorte celebraba.

—Ve al palacio de Caza a despejar tu mente - su madre le aconsejo, Murad tomo sus cosas y partió a dicho lugar.






























—Ve al palacio de Caza a despejar tu mente - su madre le aconsejo, Murad tomo sus cosas y partió a dicho lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zilihan Dadiani era la hija menor del rey León II Dadia, un hombre cruel que había cortado las orejas y nariz de su primera esposa, había asesinado a sangre cruel a sus hijos mayores y maltrataba a su nueva esposa e hijas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zilihan Dadiani era la hija menor del rey León II Dadia, un hombre cruel que había cortado las orejas y nariz de su primera esposa, había asesinado a sangre cruel a sus hijos mayores y maltrataba a su nueva esposa e hijas.


Su madre Darejan Chiladze, era una mujer amable que vivía bajo el estricto régimen de su esposo, ella y su hermana mayor crecieron viviendo bajo tal crueldad.

Y el día en el que rey ordenó ejecutar a su hermana mayor atraves de la mutilación lo supo, debía de huir y no mirar atrás nunca.

Pero cuando abordo el barco con ayuda de su madre, todo se descontrolo.

Los otomanos atacaron y con ello las tropas de León de Dadiani, Zilihan huyo con un grupo de mujeres que esperaban ser vendidas en Estambul, fue gracias a su padre que aquellas mujeres lograron huir, era lo único bueno que había echo hasta ahora.


—¡Señorita! -el pequeño grupo de mujeres la seguía, podían irse y ser libres pero habían decidido seguirla —¿A donde ira? Queremos ir con usted...

Zilihan alzó una ceja y se giro con enfado, no quería cargas, era mejor que ellas solas buscarán su destino.

—No lo sé, deberían de seguir su camino ustedes. - las jóvenes negaron, un grupo de menos de cincuenta mujeres y niñas iban con ella.

—¡Ahí están! - el grito de varios hombres se escucho, eran los hombres de su padre y detrás venían los tártaros.

Las mujeres comenzaron a llorar y a desesperarse, Zilihan las miro con enfado y suspiro.

—¡Vamos! ¡Siganme! -tomó la mano de una de ellas y comenzó a correr, corrieron por todo el bosque hasta salir a la carretera, con los pies ensangrentados y magulladas lograron tener un pequeño aire de esperanza.

—Ahí vienen señorita, ¿Por qué hay tantos de ellos? - Zilihan soltó un leve suspiro y echo a andar, algunas quedaron en el camino, muertas o habían decidido entregarse, treinta mujeres en total la seguían.

—¡Zilihan! - el grito la asusto, no quería morir, comenzó a correr nuevamente hasta el relinchar de un caballo la detuvo, enfrente de ella estaba un grupo de hombres montados, todos alzaban sus espadas a ellas.

—¡Identifiquense! - Zilihan miro a las mujeres las cuales sollozaban sin contenerse.

—¡Identifiquense! - Zilihan miro a las mujeres las cuales sollozaban sin contenerse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Por favor ayúdenos... nos secuestraron y logramos huir, vienen por nosotras  - el hombre se sorprendió por su perfecto turco, observo a las mujeres y negó —¡Por favor! ¡Nos mataran si nos quedamos! - su grito hizo a los demás acercarse a ellas con sus espadas.

—Deja eso Silahtar, traelas  -el caballo comenzó a andar y las mujeres respiraron tenaquilas.


Aquello dio inicio a una nueva vida.










































Primer capítulo listo, espero les guste

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Primer capítulo listo, espero les guste.

𝑭𝒆𝒎𝒎𝒆 𝒇𝒂𝒕𝒂𝒍𝒆 |Murad IvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora