Capítulo 1: Reencuentro.

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Tras lo sucedido con Nell, Dante vagaria de Ciudad en ciudad en busca de algún lugar para asentarse, pero sea donde sea, los demonios estaban al acecho. Criaturas que no estaban ni cerca de las habilidades de Dante, pero que si fastidiaban la oportunidad de acentarse en un lugar sin poner en riesgo la vida de civiles cercanos.

Pese a estos riesgos, Dante daría el paso para hacerse con un establecimiento y contactaría con un hombre, Enzo.

Él se encargaría de conseguirle todo tipo de trabajos a Dante, desde los relacionados con la cacería de demonios solicitada por aquellos que conocían de su existencia, hasta trabajos sucios de guardaespaldas y matón.

Dante no se sentía cómodo con algunos de los trabajos que Enzo aceptaba a su nombre, pero era dinero que necesitaba si quería despegar con su negoció de Cazademonios.

Enzo era un hombre muy avaricioso que a pesar de ser un humano, parecía más cruel que cualquier demonio si había dinero de por medio.

Dante se quejaria reiteradas veces sobre la avaricia de Enzo. Bueno, no específicamente su avaricia, sino que abusaba de los servicios de Dante ya que él sabía que nadie le creería acerca de la existencia de los demonios. Cosa que, para su mala suerte, el presenció una noche que Dante salvo su vida sin saberlo.

Aunque avaricioso, Enzo sintió la obligación de ayudar a Dante con su negocio desde aquella noche.

Ya habrían pasado varias semanas desde que se conocieron. Enzo vivía en un Club de strippers al lado de un bar, el cual frecuentaba Dante.

Fue en una ocasión donde encontró a Dante degustando un Helado de Frutilla en aquel bar, que decidió ir a hablarle. Al principio Dante negaba conocerlo, pero cuando Enzo mencionó a los demonios, Dante comenzó a prestarle atención a lo que él decía.

Ese mismo día y sin mucho rodeo, Dante selló un trato junto a Enzo para que sea su "Representante" y le consiguiera los trabajos que realizaría.

Todo era relativamente normal en la vida de un adolescente cerca de sus 19 años de edad, Hasta que un día las cosas cambiaron...

Dante se encontraba caminando por las calles, esperando que algún demonio lo atacará. Sin embargo, su olfato empezó a trabajar y se dio cuenta de que los demonios no merodeaban cerca de él esa noche.

Sin entender bien el porque, pero no dándole mucha importancia, Dante se dirigió a su negocio.

Al abrir la puerta y tratar de encender la luz, está no respondería.

-Maldición, creo que otra vez olvidé pagar la luz.

-Creo que no es eso, Dante.

Dante sacaría una de sus pistolas y apuntaría a una columna que se encontraba dentro del local. Un instante después de eso, Enzo saldría detras de la columna desmayandose en el suelo.

-No eres un demonio...

-No, todavía no soy uno completo...

Luego de estas palabras, un joven de cabellera plateada, vestimenta azúl con botas y una funda de Katana se mostraría.

-Vergil...

Pese a la falta de luz, todavía era visible el lugar gracias a las grandes ventanas y la luz de las calles...

Dante se encontraba en shock y bajaría su pistola. Paso muchos años pensando que aquella noche había perdido a su hermano; había aceptado vivir con ese dolor.

-Bonito lugar, aunque no es prácticamente de mi agrado.

Dante notaría que Vergil miraba las cajas de Pizzas, las botellas de cervezas y las revistas eróticas tiradas por todas partes.

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