El secreto tras su mirada

Capítulo 4

Corro con todas mis fueras en dirección contraria a la que Derek me esta buscando. Siento el corazón en mi garganta, mis manos no dejan de sudar, y no puedo evitar temer la reacción de tato.

Una vez diviso la casa, busco mi teléfono y le mando un mensaje a tata, pero antes de poder enviarlo recibo una llamada suya.

— Synn, dostałem telefon ze szkoły, dlaczego opuściłeś trzy ostatnie lekcje? (Hijo, Recibí una llamada de la escuela ¿Por qué te saltaste las últimas tres clases?) — pregunta preocupado.

— Spokojnie, tato. Były pewne problemy ze stadem i wolałem odejść, zanim zrobię coś, czego będę żałował... (Tranquilo, papá. Ocurrieron algunos inconvenientes con la manada y preferí irme antes de hacer algo de lo que me arrepintiera...) —Respondo de forma insegura y casi susurrando lo último.

— Och nie, w jakie kłopoty się wpakowałeś? (Oh, no ¿En qué problema te metiste?) — Suspira y no puedo evitar soltar una pequeña risa al imaginar la expresión que debe estar haciendo.

— ¡Nada, lo prometo! Bueno, przynajmniej nie intencjonalnie (al menos no intencionalmente) — Intento defenderme sabiendo que estoy fallando estrepitosamente.

— Będę tu za 10 minut i lepiej daj mi naprawdę dobre, szczegółowe wyjaśnienie, co się stało. (Llego en 10 minutos, y más vale que me des una muy buena y detallada explicación de lo que pasó).

Es lo último que escucho antes de que él corte la llamada. Respirando profundamente, en un infructuoso intento de serenar mi mente, cierro la puerta de la entrada y camino directamente a la pequeña puerta oculta tras un mesón. La muevo e ingreso, cerrando la puerta tras de mí; saco a relucir mis ojos sobrenaturales y pongo mi mano izquierda en la pared, inmediatamente veo como aparece otra puerta de color negro, un poco más grande a la oculta tras el mesón, entro y me siento en una de las tres sillas que hay en medio de la habitación.

Una vez sentado, comienzo a rememorar todo lo que ocurrió en las últimas horas. Los primeros sentimientos que tengo son de dolor y soledad... Ellos prometieron cambiar, y entiendo completamente si me quieren odiar, pero después de todo lo que pasó, de haberlos salvado en innumerables veces, pensé que tal vez era apreciado por ellos, al menos un poquito.

— Hijo.

Me sobresalto al escuchar la voz de mi padre ¿Cuándo cerré mis ojos? ¿En qué momento llegó?

— Tato... Lo siento — Susurro con la voz quebrada. No puedo mirarlo a los ojos.

Papá se acuclilla y toma mis manos.

— ¿Qué sucede? Necesito que me digas, pero quiero que te tranquilices. Sin importar lo que sea que haya pasado, no me voy a enojar contigo. Sabes que siempre voy a estar a tu lado apoyándote.

Lo miro fijamente, continuo con mis ojos sobrenaturales expuestos, y aprieto mis labios antes de soltar temblorosamente — Peter sabe de nosotros.

Observo como todos los músculos de su espalda se tensa, refuerza un poco su agarre en mis manos y saca a relucir sus ojos verdes.

— En algún momento esto iba a ocurrir.— Dice calmadamente. — Sólo no esperaba que fuera tan rápido— Concluye con una risilla.

— ¿Cómo? ¿De qué estás hablando? — Pregunto confundido— ¿Por qué Peter se enteraría de lo que somos?

— Verás... — comienza— Unos meses antes de todo el asunto del yako, podría decirse que Peter y yo salimos en algunas ocasiones, y comenzamos a conocernos mejor...