Capítulo 8: Un viaje en auto atípico.

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Mina posó su atención en la rectitud de la autopista. Era algo confusa y jugaba con sus percepciones visuales. Evitaba pensar frecuentemente que se encontraba en el medio del asiento trasero de una camioneta, entre Dominik, quien no dejaba de moverse, y Bálor.

Era una situación atípica, convocada principalmente por Rhea, quien se adelantó a tomar el asiento del copiloto mientras Mina guardaba su equipaje en la cajuela.

Era imposible que hubiese espacio para ella en la parte de atrás, pues Dominik y Finn de por sí ocupaban bastante espacio en los asientos.

Si alguien tenía que tolerarlos durante largas horas de viaje, esa debía ser Shin Mina. Ser nueva en un equipo implicaba atenerse a nuevos desafíos.

Para Mina, siempre había un nuevo reto para mantenerse motivado. Pero el hecho de tener a Dominik en un extremo empujándola constantemente comenzaba a colmar su paciencia. De igual forma, su espalda comenzaba a sufrir los efectos de una mala postura en el asiento del auto.

—¿Puedes dejar de moverte, por favor? Me estás aplastando.—Mina se dirigió a Dominik por lo bajo, con cierta incomodidad.

—Acostumbrate.—Dominik respondió, entre protestas.—Tendrás que soportarme.—Murmuró Dominik al oído de Mina.

Mina cubrió su oído con molestia al sentir el aliento cálido de Dominik sobre su oreja.

—Te comportas como un niño.—Mina rodó sus ojos, mientras desviaba la mirada a su lado opuesto.

Finn la observaba con el ceño fruncido, un poco hastiado de las discusiones que no cesaban entre Mina y Dominik.

—¿Soy o me parezco?—Finn cuestionó, molesto ante la incomodidad que Mina exportaba con su mirada.

Mina se recostó sobre el estrecho espaldar del asiento, mientras relajaba un poco su espalda y cuello. El viaje en auto a Michigan duraría algunas cuatro horas y media. Su estómago comenzaba a crujir. La sensación de hambre incrementaba con el pasar de los minutos.

No sabía cuánto aguantaría hasta llegar al hotel en Detroit.

Pensó ser la única atravesando por la misma hambre voraz, hasta que Damian finalmente habló por ella.

—No sé ustedes, pero me estoy muriendo de hambre y no he visto ni un maldito restaurante en kilómetros.—Damian rompió el hielo, mientras se dedicaba a observar señales y letreros que promocionaran algún restaurante cercano.

—Vete por la próxima salida.—Rhea respondió, mientras visualizaba a lo lejos un desvío en la ruta.

Damian tomó la salida en la autopista. Condujo por una ruta panorámica, no muy lejos de la autopista, hasta que finalmente encontró un restaurante que a su vez servía como estación de gasolina. El lugar estaba prácticamente vacío. Solo habían un par de autos aparcados a las afueras del restaurante.

—Este sitio se ve raro.—Finn habló, mientras dudaba sobre consumir algún alimento en el lugar.

—Es el único sitio a vuelta redonda. Estamos en medio de la nada.—Rhea protestó, mientras se bajaba de la camioneta.

Bálor optó por bajar del auto. Algo en ese lugar le daba mala espina. Normalmente, solía acudir con los demás a lugares más concurridos. No tenía problemas con los restaurantes locales, siempre y cuando se preocuparan por la seguridad en los establecimientos.

—Bueno, será una parada rápida. Si quieren, vayan al baño mientras ordenamos comida para llevar.—Damian respondió, mientras se adentraba al restaurante.

Mina siguió a los demás a pasos lentos. El lugar se veía bastante desolado. Podían ser sujeto de algún tipo de asalto en el estacionamiento desértico del restaurante.

The Juror.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora