Capítulo 19: Criminalización equivocada.

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Damian permaneció junto con Rhea, quien no desviaba la mirada por un momento de él. Se había transformado en una persona completamente diferente. Eso podía costarle a su mejor amigo su carrera, espacios y relaciones.

Dejó sus miedos sobre la mesa. No importa que ocurriera, Rhea jamás abandonaría a su amigo. Hizo justicia con sus manos, algo que podía salir muy caro. Pero protegió a sus miembros como debía ser.

Damian comenzó a dar vueltas por el lugar, caminando de un lado a otro con desesperación.

—Priest, tienes que calmarte para poder pensar en algo.—Rhea insistió, persiguiendo la idea de tranquilizarlo.

—No, Rhea. Debí matarlo... ¡Debiste dejarme matar a ese hijo de puta!—Damian gritó, mientras desahogaba todos los sentimientos de ira.

—¡No dejaré que te llenes las manos de sangre y tires por la borda todo lo que te costó contruir!—Rhea exclamó, haciéndolo reaccionar de manera lógica.

Damian se acercó al rincón, en dónde había encontrado a Mina. Junto al contenedor de basura, encontró pedazos de la camiseta de Mina entre lodo y agua. Se puso de cuclillas para agarrar la tela de las ropas de Mina. No pudo evitar pensar en que pasaría si hubiese llegado un poco tarde.

Quizá Shin Mina hubiese perdido sus últimos hilos de vida en aquel contenedor, ultrajada, con mucho miedo...

La boca de Damian callaba mil verdades. Pero sus ojos esquivos no. Rhea notaba como sus lágrimas se mezclaban con la lluvia que comenzaba a caer. Damian cubrió su rostro, mientras sostenía los pedazos de la ropa de Mina. Enjugó su llanto y las frases en sus labios expiraron.

Rhea jamás lo había visto tan afligido. Su mejor amigo se disolvía confundido en el eco de sus incertidumbres.

Rhea rondo por sus partes sordas, sin convertir en preguntas o cuestionamientos lo que eran sus heridas en ese instante. Sabía que, cómo testigo de un crimen, debía llamar a emergencias para que se llevarán al sujeto que agredió a Mina.

—Priest...—Rhea se colocó a la misma altura de Damian, deslizando sus manos por los hombros de él.

—Llama a la policía, Rhea.—Damien intentaba contener su llanto.

Una vieja herida se había abierto en Damian. El pasado seguía intentando salir. En su mente vagaron las noches de insomnio que pasó junto a su madre, quien había sido víctima de abusos por el hombre que le juró amarla hasta la muerte.

Hasta que un día, eso terminó; el día en que Damian descubrió su sombra y protegió a su madre.

Despues de eso, se preguntó repetidas veces en su niñez si.. ¿Esto era ser "hombre"?  Era un horror a manos llenas.

¿Cómo arrancar la pena del alma?

¿Cómo borrar el pasado?

Nada lograba estrangular la voz de esos traumas. Sus heridas amenazaban con consumirlo.

En su mente retumbaba la imagen de Shin Mina, como un marfil. Su corazón se detenía al respirar.

Estaba molesto consigo mismo. No eran las consecuencias de sus actos lo que le preocupaba, era Mina.

—Hazlo.—Rhea pudo oir esa seguridad tan característica de Damian marcada en su voz.

No sé lo repetiría tres veces.

...

En el hospital, le habían entregado a Mina una bata y medias para el frío. Le tomaron puntos de sutura en el labio inferior, los pómulos y la nariz.

The Juror.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora