Me llevó un par de semanas aceptar el hecho de que, después de casi tres años, decidí entrar en una relación formal.
Era un riesgo. La primera y última vez que tomé esa decisión terminé hecha un desastre. Me quise convencer de que haber firmado la paz con Allison implicaba que estaba lista para dejar el pasado atrás.
Luego tendría que recordar que el pasado estaba irrevocablemente obsesionado conmigo.
El riesgo lo valía porque Katherine era un sueño. A pesar de todo su estrés por estar en el armario y odiar su carrera universitaria se las arreglaba para siempre ser positiva y mantener un irónico sentido del humor respecto a todo.
Me gustaría decir que era perfecta, pero tenía algo en contra: su mejor amiga.
—¿Sabes? La gente que llega antes del happy hour es deprimente—mencioné apenas la reconocí en la barra—. ¿Qué quieres?
—Un avión privado, una casa en la Isla de Pascua y la paz mundial—me sonrió mostrando su perfecta dentadura—. ¿Y tú?
—Que Katherine consiga otras amistades.
—No seamos tan extremistas—dijo antes de recibir un mojito y analizarlo—. A ninguna le conviene—llevó la pajilla a sus labios y dio un largo sorbo antes de volver a mirarme—. Quiero que ocultemos lo que pasó.
Alcé una ceja genuinamente sorprendida. Llevaba todo un mes esperando que le contara a Katherine lo que pasó con el fin de espantarla. No tenía idea porqué estaba tardando tanto.
El verano pasado no atropellamos a nadie ni ocultamos un cadáver. Sería lo preferible, pero pasó algo peor. Considerando cuánto nos odiábamos en la actualidad, era difícil de creer. Sin embargo, cuando has perdido la cuenta de tragos y te preguntas si esa es la primera o tercera botella vacía de tequila en la que participas, todo puede pasar.
Mis vagos recuerdos me llevaban a Theresa bailando, luego quejándose sobre su maquillaje y pidiéndome ayuda para solucionarlo. Las dos sabíamos que era mentira, pero la acompañé a los baños.
Me gustaba pensar que fue todo culpa del alcohol y que Theresa me obligó a hacerlo, pero mis recuerdos me hacían lucir como la menos inocente en la ecuación.
—No deberíamos ocultarle nada—dije—. Además, aún no la conocía. No puede hacer un escándalo por ello.
—Créeme, Katherine se lo tomará personal. Dirá cosas como "actuaron a mis espaldas, no sé quién eres, no confío en nada ni nadie".
Le di su punto. No sólo imitaba el tono de Katherine a la perfección, sino que también sonaba como una reacción muy realista de su parte.
—¿Haces esto porque te importa nuestra relación o para salvar tu propio pellejo? —pregunté, suspicaz.
Me levantó una ceja y sonrió de lado. Yo me quedé viéndola mientras hacía otra larga succión a su trago.
—Claro que lo hago por el bien de la relación de mi mejor amiga.
Solté una risa ante su incapacidad de decir eso sin arrugar todo su rostro en el proceso.
—Deberías decirle y ya—sugerí—. Ser bisexual, o lesbiana, no sé, la etiqueta de mierda que sea da igual: ella no te juzgará.
Asintió antes de dejar su trago poco menos de la mitad. Sin una palabra, sacó unos cuantos billetes de su bolso y los dejó sobre la barra. Fue la primera vez en que decidió desistir de una batalla verbal.
—Adiós, Theresa—me despedí, sonriente—. Puedes usar cualquiera de las salidas. Todas te sirven.
—Púdrete—rezongó.
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Caminos Cruzados (D&K1)
RomanceKatherine acaba de cumplir veinte y está decidida a empezar a vivir de verdad. Para eso, debe dar un paso fuera del armario. Literal y metafóricamente hablando. ¿La mejor forma de hacerlo? Fácil: contárselo a Theresa, su mejor amiga. Por otra parte...