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SERENA

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SERENA

Mi respiración pesaba, mi cuerpo dolía, estaba agotada de todas las formas posibles, quería echarme en el duro suelo y dormir hasta que no pudiera mas; ya no habían rastros de mi armadura, solo la ropa d entrenamiento que utilizabamos bajo ella, que era un short blanco y un vestido con aventuras a los lados. Tenía una cortada en mi mejilla, raspones en mis brazos y piernas; mi cabello estaba todo enmarañado y hecho un desastre, me sostenía de una pared de rocas mientras hacia presión en mi costado derecho con una de mis manos.

Después de haber eliminado a Cocotte y a Dyspo, Hit llegaron más de distintos universos, nos tuvimos que separar. Mi hermano había sido eliminado solo para salvarme, lo vi desde abajo, tenía una mirada preocupada, apoye mi espalda en la pared de roca y me deje caer al piso tratando de regular mi agitada respiración.

En un descuido mio, Kale y Caulifla me encontraron distraía. La pelea con ellas me había dejado cansada, había peleado al lado de mi hermano, de Goku y de papá, diecisiete había llegado a ayudarnos, estábamos en problemas.

Kale y su amiga se habían estado divirtiendo conmigo antes que el resto llegará en mi rescate, por eso estoy así. Al menos logramos hacerlas caer de la plataforma.

Krillin, Piccolo, Goten, Trunks, Dieciocho y Pan habian caído, a Pan le habían tendido una trampa de lo mas sucia y acabo siendo eliminada. Sólo quedábamos cuatro guerreros del universo 7, habían unos cuantos más del universo 11, los cuales habían demostrado ser buenos oponentes.

– ¿Qué haces? – pregunto Diecisiete llegando conmigo – No te quedes en un solo punto.

– Déjame recuperar mi segundo... aire – logré formular.

Este negó con sus manos en su pantalón de jean y se agachó a mi altura, paso una de sus manos detras de mis rodillas y la otra por mi espalda, cargándome así como si fuéramos recién casados.

Me sonroje por aquello, sólo mi hermano me había cargado así antes, nadie más. Y de pronto este hombre venía a tomarse tales atribuciones conmigo sin siquiera preguntar algo o advertirme algo.

– ¿Q-que haces? – preguntó cansada.

– ¿No es obvio? – pregunto en claro tono sarcástico – te saco de aquí. No puedes siquiera ponerte de pie, sólo te ayudo un poco.

Coloque mis manos alrededor de su cuello para mantener el equilibrio y colaborar un poco también.

– No era necesario – negué.

Si, conservaba un poco de orgullo gracias a mi padre, algo tenía que sacar de él. Además que las Valkiryas nunca aceptamos ayuda en combate, siempre encontramos la manera de resolver solas.

La hija de Vegeta ; Androide 17 [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora