Lo que viene a continuación, son pequeños fragmentos de ideas que fueron saliendo luego de haber finalizado el fanfic, pero que por diferentes motivos no fueron incluidos en la historia principal, pueda que en algún futuro acabe por incluirlos, ya que me ayudaban a darle algo mas de profundidad a los personajes, pero de momento se quedan como material extra que quería compartirles. En sí , no son muy largos y acababan por complementar algunos capítulos. Este primer fragmento correspondería como parte del capítulo cuatro, los restantes los iré subiendo eventualmente, y sin mas que decir, les dejo con este pequeño extra.
Después de aquel momento incómodo en la fiesta, decidieron en mutuo acuerdo en dejar de ocultarlo. Gary aún no comprendía las razones de su compañero por su anterior decisión. «Parecía nervioso el decirle a los demás de lo nuestro, a pesar que todos ya lo sospecharan».
«Los celos a veces no pueden con él». La molestia por el chiste de ver a Gary como pareja de aquella chica, le duró más tiempo del pensado, pese a tener la seguridad de que Gary no llegaría a tal punto. Y comenzó a entender que le importaba más que cualquier pareja que tuviera en el pasado. «Mariana, tengo tantas cosas que hablarte cuando nos encontremos».
De a poco se fueron reforzando los lazos. Desde que vivían juntos, ambos tuvieron que tolerar los defectos del otro. Gary no era tan responsable como les hacía creer a sus compañeros, de hecho, era bastante distraído y hasta olvidadizo, pasando por alto las responsabilidades que debían tener en el departamento, o estando horas con el pasatiempo de formar torres de cartas. Larry le recordaba lo que tenía que hacer, incluso tenía que levantarlo en las mañanas para que no se quedara dormido.
En cambio, Larry, solía ser bastante enojón, se exasperaba por nimiedades y a veces olvidaba que los descuidos que le atribuía a Gary, eran descuidos suyos; pero ya sea por orgullo, no aceptaba la responsabilidad de aquellas cosas. Contrario a su compañero, tenía episodios de insomnio, que le costaba conciliar por algunas horas. El tema de los celos le era también complicado de manejar, en lo posible trataba de controlarse, y, sin embargo, los momentos en que pasadas unas copas se quedaba sin pelos en la lengua, y la posterior amnesia tras los efectos etílicos dando discursos sobre la situación sentimental de ambos lo delataban.
Pese a sus defectos, poco a poco se fueron acostumbrando a convivir. Y comenzó a haber más confianza entre ambos.
Una noche, en aquellas peleas resultantes de alguna apuesta infantil que ninguno pensaba cumplir, acabó en la derrota del lobo blanco. Era como si el tiempo se hubiese detenido. Para Larry fue un deja vu de lo sucedido aquella vez en que descubrió sus sentimientos por Gary, la misma pose, la misma mirada, pero ahora sin dudas de aquello; tomó la iniciativa, acercó sus labios a los de Gary, fue correspondido; cerraron los ojos dejándose llevar por sus deseos, dejando libertad a sus brazos que recorrían el cuerpo del otro, definiendo sus rasgos en aquella oscuridad del cuarto; alguna risilla, un gemido, las ropas cayendo de una en una al suelo, aquel encuentro debajo las sábanas que ascendía de a poco hasta unir sus cuerpos, y conciliar el acto final del amor.
Esa mañana, Gary se observaba en el espejo, dirigiendo su atención en la marca que tenía en la oreja izquierda. Veía su forma, el color, la profundidad; la tocó. «Duele aún». Siguió contemplándola. «Suelen doler algunos días, pero luego pasa», recordaba el escuchar de aquella conversación, cuando preguntó aquella vez a un amigo. «Es habitual en los lobos, pero hay que asegurarse de estar con la correcta, sino es un mal recuerdo que no puedes ocultar». Continuaba meditándolo, hasta que oyó a Larry gritar que se hacía tarde.
Aunque no se lo dijeron, sus amigos no quedaron indiferentes y no fue difícil sospechar lo que había pasado. Si bien le era incomodo tener las miradas sobre él, pronto se le pasaría, Larry en cambio se sentía orgulloso de que lo notaran, a veces con discreta mirada señalaba su triunfo, en especial, a aquellos que le fastidiaron esa noche de la fiesta con el: «serian buena pareja».
Y no pasarían muchos días hasta que vieran a Larry con una marca similar, pero en la oreja derecha.
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Gary y Larry. UN NUEVO DILEMA EN ZOOTOPIA #PGP2023
FanfictionGary y Larry luego de los acontecimientos sucedidos en Zootopia, retoman el curso de sus vidas en el nuevo edificio del Cliffside, ajenos a un nuevo peligro donde los «aulladores» pretenden a hacer presencia de nuevo y generar el caos en la ciudad y...