Ocho

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La mañana había llegado al Reino.
Los pájaros cantaban y la brisa mojaba las hojas de los árboles.

Aquel niño peliverde se removió, despertando de su sueño profundo.
Notó que estaba en el césped, así que se levantó lentamente.
Observó a su alrededor, no recordaba nada.

Mami?

Comenzó a caminar, sus zapatos estaban rotos y le lastimaban sus piecitos. Así que se los quitó para seguir caminando al pueblo que encontró.
Aún no había signos de que hubiera nadie allí, pero buscaba algo que lo ayudara a sentirse a salvo.

Mami...

Volvió a llamarla, pero su mente estaba en blanco.
No recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido.
Tenía frío, hambre y le dolía su cuerpo. Dormir en el suelo en el medio del bosque no era lo mejor.
Menos para un niño que no estaba acostumbrado a estar fuera de su casa.

Cierto pelinegro estaba escondido detrás de un árbol, observando a ese pequeño niño perdido y desconcertado.

Te aseguraste de borrar su memoria, no?

Si, señor All For One. No debería recordar nada.

Perfecto. Buen trabajo.

Sonrió con malicia, mientras relamía sus labios.
Aquel mago que estaba bajo su mando, logró encontrar al niño Príncipe con su bola de cristal.
Aquella Reina que estaba desmayada en su habitación, por haber sido violada brutalmente y casi asesinada a golpes, fallo en su intento de protegerlo.

No debieron subestimarme... Pero es mejor para mí. Buen provecho~.

Tomó su caballo para dejarlo cerca, su plan parecía haber fallado gracias a la peliverde.
Pero su subordinado hizo un trabajo increíble, gracias a el logró con su objetivo principal.

Gracias a la bola de cristal, podía observar casi todo el tiempo a aquel niño desde su guarida.
Siempre había querido tenerlo en sus manos; era el más bonito y tierno que había visto.
Su atracción hacia los menores de edad estuvo en su ser desde que tenía memoria. Solía secuestrarlos y adueñarse de ellos; la mayoría de las veces los asesinaba para que nadie lo descubriera.

Pero ésta vez sería un desperdicio. Un niño como ese debía ser cuidado como un tesoro. Lo quería tener entre sus manos y bajo su control para siempre.
Y así fue, cumplió con sus más profundos deseos.
Planeó un gran ataque para distraer a los soldados del reino con los suyos, mientras iba tras el pequeño Príncipe.
Al principio ese era el plan, pero aunque no salió como esperaba el objetivo principal estaba allí, a su merced.

Con una mirada llena de deseo y lujuria, se acercó lentamente a aquel niño por sus espaldas. Pero al ver qué notó su presencia, fingió un rostro preocupado y amable.
Se agachó a su altura para acariciar su cabeza y ganarse un poco de su confianza.

Hola pequeño. Te perdiste?

(...)

Cierto soldado de gran armadura se dirigía rápidamente a los aposentos de la Reina. Abrió las puertas y se inclinó a verla junto a su esposo.

All   Mine ⎟⎟ ᴷᵃᵗˢᵘᴰᵉᵏᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora