Cinco

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El sonido de los pájaros cantando se escuchaba desde la ventana. El Rey de Dragones y su esposo se encontraban vistiéndose para salir dentro de unos minutos hacia un importante viaje.

Ahh... Que sueño tengo.

Comentó el peliverde mientras bostezaba y se estiraba. Estaba despeinado y con un botón mal puesto en su camisa. Sonriendo el rubio se acercó para ayudarlo a arreglar su ropa.

Oh vamos nerd estúpido. Siempre duermes un rato más. Tienes que hacer un esfuerzo. Incluso tu sugeriste ir hoy.

El rubio tomó un cepillo y comenzó a arreglar su verde cabello. Disfrutaba hacer este tipo de cosas, amaba al peliverde incluso con aliento, lagañas o despeinado. Además se veía súper tierno de esa manera. Pero también se veía muy bien arreglado.

Lo se... Pero tengo sueño. Aunque me gusta cuando me cuidas así.

Con un leve sonrojo en sus mejillas sonreía feliz por el amor, cariño y la atención que recibía de su esposo. Con sus brazos abrazó su espalda, apoyando su cabeza en su pecho. Era muy cómodo para él acomodarse de esa manera.

Bien que aunque el sol se estaba poniendo, no querías que me detuviera.

C-callate pervertido.

Avergonzado, el pecoso seguía escondiéndose en su pecho. El rubio se inclinó para darle un beso en su frente, mientras acariciaba su sedozo cabello con cariño. El peliverde sentía que se dormiría de nuevo con todos los mimos que su esposo le daba.

(...)

Arriba de un Dragon negro como la noche, el Rey de Dragones viajaba por los cielos junto a su esposo, quien se había dormido a mitad del viaje. El rubio divertido sólo cuidaba de que no vaya a caerse, pues al dormir el peliverde solía ser muy inquieto.
Acariciando su rostro sonreía un poco sin mostrar sus dientes, sólo era una pequeña mueca. Dejando al peliverde dormir en paz, elevó su mirada al frente. Kirishima y Kaminari los acompañaban, en sus formas de dragones claro. Mina, Uraraka y las demás chicas se quedaron a cargo de los dos pequeños de la nombrada pareja.
Todo lo que podía ver el joven rey era verde: árboles, campos y arbustos. Iguales que el cabello de su amado, revoltoso y brillante que resaltaba con la luz del sol. No podía evitar morder levemente su labio inferior al pensar en el. Menos tener pensamientos sucios, su esposo siempre lo regañaba por ser tan pervertido. En comparación con el otro quien era muy puro e inocente, era su polo totalmente opuesto. Por eso se complementaban a la perfección.

— Ya es visible desde aquí...

Comentó Kaminari adelante de Sero, mientras Kirishima cubría la espalda.
Se estaban dirigiendo a la Gran Ciudad, que se ubicaba en el centro de los cuatro reinos del país: la Tierra de Dragones gobernada por Bakugo, la Tierra de Fuego gobernada por Todoroki, Tierra de Viento gobernada por Yoarashi y Tierra de Magia gobernada por Toshinori. En la Gran Ciudad ninguno reinaba, simplemente ahí vivían los que no querían gobernantes, por eso era la zona más conflictiva de todo el país ya que nadie les decía que hacer ni habían leyes.

Oi, Deku. Despierta dormilón. Ya estamos llegando.

Removió al peliverde el cual se despertó tallando sus ojos. Incorporandose se acomodó delante de su pareja, quien lo sujetaba por la cintura.

— No te separes de nosotros cuando lleguemos. Es peligroso.

— Lo se. No es la primera vez que vengo. La última vez quisieron robarme mi anillo de compromiso.

All   Mine ⎟⎟ ᴷᵃᵗˢᵘᴰᵉᵏᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora