Cómplices al rescate

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Altagracia sabía que, para vengarse de Romelia (la última cómplice del asesinato de Mónica), necesitaba de la ayuda de Navarrete para llevar a cabo su plan, era la única forma de no actuar ilícitamente en su contra. Así evitaría ponerse más en el ojo del huracán ante la ley, y por lo contrario sumaria puntos con ellos.

Deseaba con toda su rabia hacerle pagar a Romelia la muerte de su hija y su sufrimiento, por lo que haría cualquier cosa para lograrlo, incluso aliarse con el que también era su enemigo; al fin y al cabo, los dos compartían el mismo sentimiento hacia ella, odio.

–Viniste a burlarte porque la prensa me está jodiendo a mí cuando en realidad eres tú la que creó ese estúpido proyecto. -el empresario escupió con furia al ver entrar a la Altagracia a su oficina.

Los desafortunados desencuentros, que los separó como pareja, seguían sumando odio a su enemistad. 

–Ay no seas tan básico Navarrete, mi vida no es tan patética como la tuya que solo gira alrededor de esta empresa. -respondió irónica mientras se acercaba a él.

–¿Si no es por eso, entonces para que vienes a verme? ¿Que otro tema podemos tener tú y yo en común? -Cuestionó dudoso y a la defensiva.

–Romelia, ese es el tema. Me imagino que buscaste la manera de confirmar lo que te dije. Ya debes de saber que Romelia si estaba comercializando los videos de tu hijo. -explicó.

–No voy a hablar de eso contigo.

–Tienes en tu casa a la mujer que hizo que Lucho siguiera torturando y matando, todo para que ella se llenara los bolsillos. ¿Eres idiota o quiere tenerla cerca para vengarte de ella? Espero que sea lo segundo.

–Mejor dime de una vez que es lo que quieres. -todavía no tenía claras las intenciones de la rubia, y claro que desconfiaba de ella, después de todas las discordias que tuvieron desde el final de su relación.

–Lo mismo que tú, a Romelia. Y hoy es el día Navarrete. ¿Cuento contigo?

–Después de todas las porquerías que me hiciste ¿De verdad quieres que vuelva a confiar en ti?

–Sería solo por hoy, por una razón que nos importa mucho más que esta empresa. Una razón muy poderosa, nuestros hijos. Romelia los fregó a los dos. -explicó.

–Suponiendo que acepte. -rodeó el escritorio para colocarse al frente de ella. -¿Cuál es el plan? 

Los dos sabian jugar muy bien, era obivo que entes de aceptar Jose Luis necesitaba saber que tenia en mente la rubia para cerciorarse de que no fuera una trampa para él.

–¿Puedo? -buscó autorización para sentarse.

–Puedes. 

–Yo sé que las sobrinas de Romelia están viviendo contigo. ¿Cómo te llevas con ellas? ¿Tú dirías que esas niñas confían en ti?

–Si, si, si. -se sentó en el sillon frente a ella.

–Perfecto, eso va a facilitar las cosas.

–¿Cosas? ¿Cuales?

–Se que hoy es la confirmación de las niñas. El problema es que yo no me puedo acercar a esa iglesia, no debo estar cerca de Romelia.

–¿Y por qué no? ¿Acaso, Contreras te lo prohibió? -preguntó burlón.

–Tú si vas a estar cerca de ella, por eso todo depende de ti. -No iba a responder a sus preguntas que no venían al caso y menos siendo sobre su relación con el León. 

–¿Hasta dónde quieres llegar Altagracia? ¿Qué esperas que les haga a esas niñas? -Aunque el empresario no era el más santo, le preocupaba que la ojiverde quisiera desquitarse con las niñas, que no tenían ninguna culpa de lo inhumanos que eran sus familiares. 

OS | agua, chile, mole y pozoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora