Capitulo 18; Sin el

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-¡Maldito desgraciado egoísta! –Liliana se movió furiosa por el salón de su casa ¿Cómo se había atrevido Maximiliano Monteverdi a usar a su hermana de esa manera? -¡Voy a matarlo!

-¡No! –Estela miro a su hermana a los ojos –No harás nada, necesito que todo este calmado para poder desaparecer

-¿Crees que e dejara que te marches así como así? –Liliana negó con la cabeza –Y menos si resultas estar embarazada

-De eso me encargare yo –Estela suspiro mientras se tocaba el vientre –Solo necesito que hagas una cosa por mi

-Lo que sea –se sentó junto a su hermana y le sonrió –Sabes que no estas sola, yo cuidare de ti y de mi sobrino

-Ponte en contacto con el hombre que quería comprar esta casa –Estela miro con tristeza el salón, aquel en el que había vivido tanto –Dile que vendemos

-¿Qué? –Liliana abrió los ojos sorprendida

-Con el dinero de la casa tendremos bastante para marcharnos, llevaremos a mama a otra clínica cerca de nosotras –miro a su hermana decidida –Y podré devolverle a Max todo su dinero, el que pago por la casa, el de la clínica, todo  No quiero nada de el

-Esta bien –Liliana medito por un momento, esta casa era lo único que tenían, lo único que había pertenecido siempre a su familia  Pero sabia que si se quedaban aquí, Maximiliano Monteverdi no dejaría a su hermana vivir tranquila –Le llamare ahora mismo

Estela se paseo por el salón mientras su hermana hablaba por teléfono, tenia tantos recuerdos de esa casa, tan buenos momentos  Y ahora tenia que venderla, sentía que Max se la había quitado igual que le había arrebatado su vida y su dignidad  Sin darse cuenta se había convertido en todo lo que detestaba, en aquel prototipo de mujer en que prometió no convertirse jamás  El la había convertido en eso

-Listo –Liliana se acerco a su hermana y la miro con tristeza –Mañana podremos firmar los papeles y el dinero será ingresado en nuestra cuenta

-Bien –Estela cerro los ojos conteniendo las lagrimas –En cuanto el dinero este ingresado arreglaremos los papeles para llevarnos a mama a otra residencia

-¿Y a donde iremos? –Liliana frunció el ceño

-A los Ángeles –Estela apretó las manos –Allí comenzare de nuevo, por lo menos hasta que Maximiliano Monteverdi se olvide de mi existencia

Cuando Estela regreso a la casa ya casi era la hora de cenar, Justin y Nicolás la estaban esperando

-Buenas noches –Ella saludo a ambos al entrar al salón

-Querida –Nicolás sonrió -¿Te encuentras hoy mejor?

-Si –Ella sonrió forzosamente –He pasado el día con Liliana

-Siéntate a cenar –Justin frunció el ceño –Max tiene una de sus fiesta de casino

TRATO HECHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora