Capítulo 3 |L, Aram|

352 17 0
                                    


Capítulo 3

Capítulo 3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


L, ARAM.

Deseo sexual.

Un antojo desmedido de probar, devorar y tocar el cuerpo de una mujer debería ser normal. Soy humano, pero sobre todo, soy hombre.

Pero, el problema no está ahí, sino en que no hablo de cualquier mujer, sino de una en específico.

Ese cuerpo que deseo tanto corromper una y otra vez es el de Tara Belle Larette, una muchacha hermosa, de apenas 21 años.

La conocí gracias a un viejo amigo de la escuela. Fue en su cumpleaños número 29, un sábado por la noche.

Lo que creía que sería otra simple cena de cumpleaños, se convirtió en la noche más candente de mi vida.

Entre miradas y si risas coquetas de ambas partes, este Man; yo, terminé entrando muy dentro de la señorita.

Juro que en mi vida pensé que iba a estar piel a piel con una jodida extraña y mírenme aquí. A punto de follar a esa misma pequeña pelinegra pelo a pelo.

Porque no razoné cuando la vi de espalda, al contrario, reaccioné y de una manera para nada leve.

Maldigo la hora en la que acepte salir a tomar unos tragos... No. Mejor dicho: bendita sea la hora en la que acepte ir a esa maldita fiesta.

Santo Dios, estoy comprometido. Estoy jodidamente comprometido.

Qué carajos estás haciéndome esta niña.

—No... ¿No la vas a meter? —pregunta, con jodida voz suave. Y mi estúpido yo no puede evitar encontrar su susurro como el timbre más sexy y atrevido que ha escuchado nunca.

Lo sé, es sumamente desconcertante que reflexione sobre ella y la vea como una muchachita dulce y tierna, cuando lo único que siento dulce, casi hasta empalagar, de todo esto, es el toque de sus dedos sobre mi verga.

—¿Lo quieres? —pregunto, con algo de descaro. Y aun sin soltar la mano que tengo sobre su cuello, guio mi otra mano suavemente hasta sus piernas.

Hace poco descubrí lo bien que se siente estar dentro de ella sin protección y joder, se sintió demasiado bien como para no querer repetirlo.

Yo soy uno de esos hombres, de aquellos que saben manejar sus emociones.

Yo no pregunto.
Yo no pido explicaciones.
Yo ejecuto.

𝖲𝗎 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘯𝘥𝘢 Opción [x]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora