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──QUÉDATE quieta, cariño
Las palabras apenas fueron susurradas sobre tu hombro mientras él trabajaba detrás de ti, y no podías decir con certeza qué te hizo temblar; su voz, sus palabras, la respiración... o el pincel bailando sobre tu columna mientras Miles movía su muñeca, terminando el trazo que había estado trabajando para perfeccionar.
Se recostó para admirar su obra y tú te acurrucaste más profundamente en las almohadas en las que estabas, boca abajo en su cama.
Había sido una pequeña lucha para él, completar... lo que fuera en lo que había estado trabajando durante la última hora más o menos. Sólo una pequeña lucha.
Aún..
Pasando sus manos por tus costados, soltó una carcajada mientras te tensabas.
──¡Miles!
──¿Qué? ¡ Estoy pensando! ──palmeó suavemente tu costado, provocando otra carcajada──No puedo ayudarte si tienes cosquillas, mi vida.
Aún así, detuvo sus manos y colocó una en la base de tu columna para mantenerte quieta. Te tensaste nuevamente cuando comenzó a tamborilear con los dedos, un pequeño hábito que tenía al pensar.
──¿Está bien? ──murmuraste en pregunta. Él tarareó en voz baja──aunque por supuesto que lo esta. No puedo creerlo tampoco... todo el movimiento que hiciste.
Ofreciste un argumento poco entusiasta sobre la almohada, y él te palmeó la parte inferior de la espalda──Si, lo sé. Déjame tomar una foto, ¿de acuerdo? Entonces podemos limpiarte.
Asentiste, ganándote otro tamborileo de sus dedos antes de que se pusiera de pie. El colchón se movió con su ausencia, un vacio llenó el espacio detrás de ti mientras él se movía en silencio. Solo sabías con certeza que él había regresado con la presencia de un paño cálido contra tu espalda, trazando un camino suave por la curva de tu columna vertebral.
──¿Qué te parece? ──pasó su teléfono frente a ti, sosteniendo tus hombros suavemente para mantenerte erguida y estable.
Un hermoso arbusto de flores decoraba tu espalda, flores rosadas y moradas de cinco pétalos que resaltaban contra el verde y marrón... arbusto, tal vez.
──Un hibisco ──parecia orgulloso de sí mismo mientras te ayudaba a erguirte más, presionando suavemente tu espalda aún desnuda contra su pecho──Significa la felicidad o, al menos para mí, suerte.
Presionó un suave beso en tu hombro antes de que su mejilla estuviera en la tuya, su pequeña sonrisa se notaba en el tirón de su rostro contra el tuyo.
──¿Porque tengo buena suerte?
Él se rió en voz baja, con una sonrisa cada vez mayor. ──Nah, No necesariamente, mi amor...
Volvió la cabeza lo suficiente para depositar otro pequeño beso antes de terminar su pensamiento.
