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ᕪMILES ERA CONOCIDO POR su incapacidad para mostrar su amor, pero está bien porque todos han encontrado la forma de lidiar con eso. Después de la muerte de su padre, se alejó mucho más de la sociedad, aislándose de las personas y eligiendo estar solo.
El contacto físico era algo que Miles despreciaba absolutamente, odiaba que la gente se acercara demasiado a él, a menos que fuera su madre, que era la única excepción hasta que tú llegaste a su vida.
Miles estaba asombrado de cómo alguien podía amarlo tanto, como para no enfadarse cuando él no correspondía exactamente a las acciones. Al principio de la relación, se notaba que todavía se estaba acostumbrando al afecto, pero eso no impidió que lo tomaras de la mano o lo abrazaras.
A la vista del público, Miles era una persona reservada. Se mantenía reservado, odiaba tener que hablar con otras personas que encontraba aburridas, socializar simplemente no era para él en general. Pero contigo, solo contigo, Miles parecía que podía ser él mismo.
Te hablaría de su día, de lo que le gustaba y de lo que no, de ese "niño tonto que no sabe hacer algo para salvar su vida"
En el camino habla de ti. De cómo cambiaste su perspectiva sobre muchas cosas, de cómo se está esforzando tanto por ti.
Y día tras día, comenzaste a ver el cambio. Miles te saludaba con un beso en la mejilla o en la frente, y podías ver el nerviosismo en su rostro mientras lo hacía, esa sonrisa que tanto amabas asomándose. Su sonrisa sería aún más grande, orgullosa de él por haber dado el gran paso.
Insistió en que cada vez que estés sobre él, deberías acostarte en la cama junto a él. Era su manera de querer estar siempre cerca de ti, irradiabas una energía cálida y nunca quiso perder eso. Entonces estarías acurrucada.
Sus brazos en la cama, sus manos en tu cintura trazando formas al azar también. Y susurrarías sobre cualquier cosa y nada, como una película al azar o un juego de baloncesto jugado por televisión.
Sus labios colocaron suaves besos por todo tu cuello, besando el mismo lugar de tu mejilla mientras te retorcías, tratando de concentrarte en la película pero no podías, no con un chico gigante aferrado a ti.
Besarte era algo a lo que nunca supo que se volvería adicto. Después de la primera vez, siempre encontraba una excusa para besarte. Ya fuera un beso de buenos días o un beso de "Hoy tuve un mal día", a Miles le encantaba besarte.
Y ¿cuándo escalaron para hacer sesiones? tu favorito de todos los tiempos. tú sentada en su regazo mientras tus dedos jugaban con los rizos en la parte posterior de su cabeza, sus grandes manos vagaban por la parte inferior de tu cuerpo mientras su lengua exploraba tu boca.
"Cariño, déjame amarte" y "sabes que te amo, ¿verdad?" eran dos de las frases que Miles nunca paraba de decir, tenía que dejarte claro que te amaba y apreciaba, aunque también quería demostrártelo.
Lento pero seguro, Miles salió de ese alto muro que construyó, mostrándose cada vez más a ti.
Prefería tener intimidad contigo fuera del ojo público, pero eso no le impedía mirar fijamente a cualquiera que te mirara de forma equivocada, asegurándose de que supieran que eras suya, acercándote a él.
Las noches eran las mejores, acostandote con él mientras los dos se quedaban dormidos, él escuchando los latidos de tu corazón mientras elogiaba tus facciones, tus piernas entrelazadas con las suyas. Sonreíste, aún más para ti misma mientras disfrutabas de ver este lado más suave de tu novio, dándote un beso en la nariz mientras caías en un sueño profundo.
