𝒯𝒽𝒾𝓈 𝐼𝓈 𝐻𝑜𝓌 𝐼 𝒟𝒾𝓈𝒶𝓅𝓅𝑒𝒶𝓇 𝒫𝓉. 𝟼

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Jeongin era un chico sonriente desde que era pequeño, aunque el motivo de sus bellas sonrisas eran las macabras bromas que le hacía a las personas del pueblo, así que lo tenían categorizado como un delincuente en potencia.

Pero, eso no había sido posible gracias a la maestra de Hyunjin, una señora mayor que había encontrado a Jeongin y le había enseñado todo sobre el arte; ya que, el menor no tenía conocimiento de eso, específicamente porque no tenía padres, eso significaba que él era huérfano.

Jeongin al principio no se había interesado y había intentado arruinar el negocio de la señora mayor, pero cuando empezó a ver las esculturas, el como unas manos podían hacer figuras tan reales que te ponían los vellos de punta había sido lo suficiente para que él menor empezará a esculpir figuras humanas, especialmente la de los Dioses.

Disfrutaba combinar materiales y formar la masa, después empezaba a hacerle forma con sus manos y con otras herramientas formaba hasta los más mínimos detalles. Era un arte que amaba demasiado y creía que no sentiría esa clase de emoción por otra cosa, hasta que lo vio a él.

Una tarde, Jeongin había ido al templo de Marte para pedir por uno de sus amigos que estaba en la guerra, entonces esperaba que él volviera con vida, por lo que sus súplicas lo habían hecho llorar vergonzosamente enfrente de un soldado, específicamente de uno que tenía la mala fama de ser mujeriego y ninfómano.

Pero el soldado no le había dicho nada; en cambio, lo había ayudado para que no lo descubrieran y se había ido corriendo tontamente mientras era visto por el curioso Jeongin, que a partir de ahí se había propuesto investigar lo que se pudiera de él.

Sin saber que lo volvería a ver muchas veces, especialmente en el negocio de la señora a la que llamaba "madre", porque en ese lugar él solía ponerse a pintar y después le encargaba a alguien de ahí que vendiera su obra, entonces Jeongin siempre observaba lo que hacía, de qué hablaba, como sonreía y hasta cómo se llevaba con los demás.

Jeongin al principio pensó que el cuerpo de Hyunjin era perfecto para esculpirlo, pero ese no era el sentimiento que predominaba en su corazón, era otro que le parecía realmente desconocido y eso lo confundía más. Así que su vigilancia hacia Hyunjin había comenzado a ser rutinaria, hasta un momento donde su atención se perdía cuando Hyunjin entraba al taller acomodándose ese hermoso pelo largo.

Jeongin dejaba la escultura de lado mientras escuchaba la conversación de Hyunjin y sino lo miraba en secreto, porque Hyunjin al estar concentrado se veía muy atractivo y Jeongin disfrutaba de esa buena vista.

Se había propuesto hablarle alguna vez, pero solía agarrar confianza rápidamente y asustaba a la mayoría que se le acercaba, especialmente por su trato agresivo y burlón. Entonces no se atrevía a hacerlo y se conformaba con solo ser un espectador en su vida, hasta que llegó una oportunidad.

Hyunjin había estado a punto de ser descubierto por sus compañeros militares, entonces Jeongin había aprovechado para hacerse notar con Hyunjin y salió en su defensa, aunque pareciera más un artista enojado porque estaban profanando una de sus obras de arte supremas.

Después se había presentado frente a Hyunjin como si fuera su salvador y por fin sabía su nombre, aparte de que el mayor le había prometido que volvería al taller, entonces por alguna extraña razón estaba muy emocionado, tanto que todos los días revisaba su apariencia en el río más cercano para verse bien ante su nuevo "amigo".

Y así fue, un día después de haberse conocido Hyunjin había llegado con una caja con acuarelas y pinceles que iba a usar, todos y cada uno de ellos importados de otros países. Entonces los presumía con mucho orgullo cuando había llegado, pero al ver a Jeongin a su periferia se acercó alegremente diciendo— Jeongin, es un gusto verte de nuevo aquí. ¿Qué haces?

Nothin' Lasts Forever [SEUNGBIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora