Nothin' Lasts Forever [SEUNGBIN]

𝒟𝑜𝓃'𝓉 𝒸𝓇𝓎 𝒫𝓉. 𝟷

Hyunjin abría los ojos después de haber estado mucho tiempo dormido en su cueva, pero se sorprendió de que lo primero que viera fuera un cielo azul vasto que no veía hacía décadas.

Aparte no estaba acostado en el suelo rocoso, sino que debajo de él había pasto y margaritas, también en la escena había un árbol que le daba sombra y lo hacía sentirse cómodo mientras se volvía a recostar.

Sin embargo, escuchó como alguien se acercaba corriendo exclamando— ¡Hyunjin! ¡Hoy llegaste temprano!

Enfrente de él había llegado un joven sumamente carismático y atractivo, su sonrisa era radiante y su figura sólo atraía más la vista del íncubo. Por un momento no quiso verse muy obvio y volteó para ver si sus alas no se estaban moviendo de la emoción, pero no había rastro de ellas.

Tampoco tenía sus características túnicas blancas, solo tenía una armadura junto a una capa, sus pies no estaban descalzos y tenían unos huaraches en su lugar. Confundido veía a su periferia intentando averiguar en qué parte del inframundo se encontraba, pero el chico que había llegado con él se puso enfrente suyo mientras en sus manos dejaba acuarelas junto pergaminos.

Sonriendo nervioso le confesó— Fue difícil conseguir el material, me insistían en que les dijera para quien eran. ¡Pero logré guardar el secreto y no dije nada sobre ti!

Hyunjin a pesar de no recordar al chico se sentía conmovido por haber conseguido algo que le gustaba mucho. No sabía cuál era la necesidad de esconder sus gustos, pero si algo era cierto es que estaba soñando mientras recuperaba recuerdos de su pasado.

De repente, el chico sonriente se había parado mientras caminaba entre el largo pasto que llegaba hasta sus rodillas, parecía estar ensimismado con la vista y con curiosidad preguntó— ¿Qué vas a pintar hoy, Hyunjin?

El íncubo vio el pincel en su mano y el pergamino donde haría su obra, después volteó hacia adelante encontrándose con el hermoso chico que hacía sonrojar sus mejillas.

Ocultándose detrás del pergamino respondió— El paisaje es muy bueno hoy, esta obra definitivamente será bien vendida y aceptada por la gente.

El chico asintió mientras de nuevo veía hacia la periferia, todo esto sucedía cuando Hyunjin comenzaba a pintar sin perder de vista el paisaje y a la inusual persona que llamaba su atención.

Las pinceladas eran finas y de distintos colores, era relajante el aire que llegaba hacia él mientras continuaba pintando. Al principio no se dio cuenta, pero había dejado un hueco en su pintura, entonces cuando lo vio supo la razón de porqué estaba así, por lo que lo dejó así para continuar en ese espacio.

Ya que, ahí se comenzaba a formar la silueta del chico que contaba todo su día y se balanceaba de un lado para otro en el suave pasto.

En el momento que había acabado, Hyunjin se paró con el pergamino en mano y quería enseñarle al chico el resultado, pero este había desaparecido repentinamente al igual que la sonrisa del íncubo.

Cerró los ojos decepcionado mientras de nuevo volvía a su triste realidad, donde su cueva era su único lugar para pintar lo que quisiera. Pero, ahora no podía sacar de su mente a aquel chico, entonces se puso manos a la obra y en una hoja comenzó a recordar las características de la pintura que había soñado.

Tenía miedo de olvidar aquello, entonces todo lo que soñaba lo pintaba con pasión para recordarlo, ya que él podía confirmar que su vida humana sí había sido agradable; pero, lo que la hacía más especial fue la existencia de aquel chico, que ante la vista de Hyunjin era el ser más hermoso que había conocido.

De nuevo aparecía en sus sueños y cada vez su rostro era más claro, por lo que su objetivo era conocer su apariencia completa para hacerle un retrato. Porque ese chico era especial, pero este sueño le había asegurado que esa pintura que estaba haciendo ese día se la quedaría consigo mismo.