Bothered.

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Jadeo repetidamente, llenando mis pulmones de todo el aire que soy capaz de tomar en este instante, para conseguir enfriar mi mente y mi cuerpo, para poder actuar distante y fría ante Lena que debe estar sonriendo cómo una estúpida bastarda por tenerme justo aquí dónde ella me quería y tan afectada para poder pensar y actuar con claridad. - Eres una Danvers, actúa como tal.- gruño crudamente mi queja, enojándome más por sentirme de nuevo tan pérdida por esa caprichosa ojiverde. - No vas a poder conmigo, Lena Luthor.- susurro entre dientes, con mi decisión renovada de mantenerme alejada de ella; porque no tengo ninguna otra opción.

Extiendo mi mano hacia el pomo de la hermosa puerta, abriéndola al instante, totalmente envalentonada por mis últimas palabras porque Lena no tendrá oportunidad contra mí, porque definitivamente puedo ser mucho más terca que ella, y ya se enterará.

Empujo mis pies hacia adelante, inspirando profundamente mientras me adentro por completo en la oficina de mi hermosa acosadora. Cierro los ojos con fuerza mientras tomo una última bocanada de aire antes de finalmente enfrentarla en el instante en que cierro la puerta a mi espalda.

El fuerte aroma amaderada, combinado con esencias cítricas crean una sinfonía olfativa, que atraviesa mis pulmones tan imponente y cautivadora cómo lo es Lena. Ni siquiera he abierto mis ojos, y ya me siento dominada por su inconfundible aroma tan exquisitamente intenso, como un reflejo exacto de todo lo que es ella, que me transmite irremediablemente la sensación de confianza y dominio que tan bien posee Lena. Tiemblo en mi lugar, sintiendo toda mi determinación abandonarme a raudales de mi cuerpo, absolutamente debilitada por la prisión de su aroma a mi alrededor. ¿Cómo demonios voy a mandarla a la mierda, si todo lo qué quiero hacer es restregarme contra su cuerpo hasta qué toda ella esté en mi piel para siempre?

"Estoy jodida, realmente jodida", pienso sin lugar a dudas, mientras abro lentamente mis ojos sin absolutamente nada de confianza en mi, ni en mis futuros actos ahora que de nuevo me siento tan débil por esa pequeña diosa irlandesa; buscándola sin perder el tiempo y cuándo mis ojos se fijan en ella, todas mis resoluciones se van a la mierda viéndola bebiendo pausadamente su whisky delante del largo y pulcro escritorio de cristal, luciendo imponente, determinada y tan efímera con toda la ciudad de Metrópolis al fondo mientras qué ese ajustado traje de diseñador qué tan bien le queda, resalta aún más toda su inigualable belleza; y no puedo sentirme más deseosa por ella que en este momento por más de qué hasta hace sólo unos instantes estuviera huyendo precisamente de ella.

Me acerco a Lena totalmente embelesada, y pérdida en su asombrosa pose de poder, mordiendo mis labios con fuerza disfrutándola enteramente y evitando no gemir como una colegiala anhelando a la distancia la inagotable belleza de la ojiverde; mientras Lena termina de un sólo trago la bebida en su copa, sin dejarse afectar por mi clara intromisión a su oficina o mi embobada admiración de su cuerpo, que por supuesto es mucho más evidente que cualquier otra cosa.

Ella deja la copa vacía delicadamente sobre la superficie de cristal, sin permitirse subir su mirada hacia mí hasta qué todo estuvo hecho. - Es increíble qué me hayas hecho hacer esto.- me acusa con su inigualablemente ronco tono de voz. Lena, me mira cómo sí fuera una presa a la cuál cazar, mientras que yo soy totalmente incapaz de formular palabra, sintiendo temblar todo mi cuerpo por el poder que sus intensos ojos verdes tiene sobre mí. - ¿No podías sólo darme lo qué quiero?- cuestiona retadoramente, mientras se levanta de repente cómo sí estuviera dispuesta a atacarme. - Tenías que hacerme perder todo el control que tanto me gusta, ¿No es así, Kara?- recrimina molesta, dejándome ver que esto ya no es un juego y su penetrante mirada quemando sobre mi, me hace pensar en que quizás nunca lo fue en realidad.

¿Qué estoy pensando? ¿Dónde demonios quedaron todas mis resoluciones? No puedo creer que esté aquí parada cómo una mismísima idiota esperando qué ella llegue hasta a mí, sin siquiera defenderme de las rudas acusaciones que me lanza, aún cuándo fue ella la qué arbitrariamente me secuestró después de meses de estar detrás de mí.

¿QUÉ TE PARECE MÍ AUTO, MUÑECA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora