Nim y Anakin se conocieron en Tatooine cuando eran niños y ella se enamora inocentemente de él, mientras él sólo la ve como una amiga. Sin embargo, con el paso de los años, aquello se convierte en un apasionado y dulce romance, obstaculizado no solo...
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Timothée Chalamet como Braz Ritter.
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∗Un Inesperado Reencuentro∗
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Aunque el Palacio de Beaunement era impresionante, Nim no podía evitar sentirse incómoda, o, mejor dicho, no estaba segura de llegar adaptarse a su nueva vida como hija de la primera ministra. Poco le importaba la colosal estructura o sus exquisitos lujos, nada de eso podía compararse a Marmoreal, la ancestral casa de los Altinak desde hacía 13 generaciones; el lugar donde nació y pasó toda su infancia, de la que ahora tenía que despedirse para iniciar una nueva etapa.
Sin embargo, esta comenzó de la peor manera posible, al ver como su pueblo sufría un atentado, mientras que los guardias sólo se preocupaban por cuidarlos a ella y a sus hermanos. Nim se sentía culpable, inútil de no haber hecho nada por defenderlos; porque sí fuera por ella, hubiera corrido a auxiliar y proteger a todas las víctimas. Pero estaba completamente segura de que su madre se lo impediría, alegando que era muy peligroso y que lo más importante es que estuviera a salvo.
Como odiaba la sobreprotección de su madre, más que cualquier otras cosa. Ya tenía diecisiete años, no era la niña a la que Banu calificaba como imprudente; los años le habían enseñado el como aparentar ser una delicada y educada jovencita en presencia de su madre y las personas más importantes de Bar'leth; sin embargo, en el momento en que todos se retiraban, era cuando podía ser ella misma.
No había olvidado sus sueños de viajar a cada punto de la galaxia, y esperaba que su graduación de la Universidad llegara pronto para poder independizarse y no ser únicamente "la hija de Banu Altinak". A veces desearía tener una madre con la tía Lena, alguien suave y dulce, que no estuviera vigilandola todo el tiempo. Les diría adiós a las etiquetas, dejaría de fingir ante su madre (a quien aprendió a engañar, cuidando minuciosamente su lenguaje corporal, para evitar que ésta la descubriera), y podría vivir libremente como ella quisiera.
Pero mientras tanto, tenía que adaptarse a las reglas de su madre y acatar "los ideales para ser una digna señorita barliana". Ugh, cuanto odiaba tener que sonreír a los pomposos e hipócritas hijos de parlamentarios, o quedarse callada cuando alguien comentaba algo con lo que ella no estaba de acuerdo.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien que le tapó los ojos. — ¿Quién soy?
Nim sonrió ligeramente.
—Mmm, no lo sé, —mintió con una sonrisa burlona. — ¿Ulrick Beknet?
— ¡¿Qué?! —Exclamó él con indignación. —Hay un sin fin de personas que podrías haber mencionado. Tu mamá, Matt, Remy, mi padre, incluso mi madre, pero ¿Ulrick Beknet? ¡¿Cómo te atreves a ofenderme?!
