CAPITULO IX pt.1

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La desventaja de tener veintidós es no saber cuando has bebido suficiente. La ventaja de tener veintidós es la rapidez con que te recuperas de beber demasiado.
Mientras que yo hubiera estado con resaca durante todo un día, él se despertó bien. Gimió un poco, no habló mucho, bebió su café, luego se bebió el mío. Juró que nunca bebería otra vez, me dijo que era mi culpa por dejarlo salir, se duchó, se vistió con uno de mis trajes viejos y se fue a trabajar.
Se fue antes que yo, y mientras caminaba a través de mi vestíbulo quince minutos más tarde, Lionel me guiñó un ojo.

-"Él lo mantiene ocupado."
No había ningún sentido en negarlo.
-"Lo hace."- Entonces me detuve.
"¿Te dijo algo anoche?"
Lionel se echó a reír.
"Sólo que no podía entender por qué no me agrada. Yo no iba a despertarlo, señor, pero no quería callarse."- dijo. -"Pero esta mañana estuvo un poco menos hablador."
-"Que tengas un buen día, Lionel."- No pude evitar reírme.
-"Usted también, señor."
Sonreí todo el camino al trabajo, y Yeobeen al ser su yo profesional habitual, me sonrió.
-"Buenos días, Sr. Jeon. El café está en su escritorio."

Era un viernes completamente normal. Ocupado, productivo, pero normal. Vi a Jimin beber más café de lo normal, pero nunca perdió el ritmo. Entonces justo antes del almuerzo, Yeobeen llamó a mi puerta.

-"¿Puedo tener un momento?"
Parpadeé sorprendido, pero cerré mi laptop, dándole toda mi atención.
-"¿Qué es?"
Se sentó en una silla frente a mi escritorio, algo que nunca había hecho antes.
-"Su reunión con el Sr. Takosama…"- dijo en voz baja, -"…programada para el próximo mes en Tokio, se ha adelantado."

"Está bien."- le dije, sin entender completamente por qué estaba siendo tan cauta.
-"Él tiene dos días libres esta semana en Sydney, Australia. Me tomé la libertad de confirmar una cita."- dijo. -"Sé que es con poco tiempo, pero le dará menos tiempo para pensar en una razón para no ir."
-"¿Por qué no iba a querer ir?"
Yeobeen vaciló.
-"Reservé dos pasajes."
-"¿Dos pasajes?"
Tragó saliva y susurró:
-"Pensé que el Sr. Park podría acompañarle."
La miré fijamente.
Tuve que decirme a mí mismo que cerrara mi boca, mientras mi cerebro reaccionaba. No había manera que Yeobeen dijera algo como eso, así que actué con cuidado, por si no estaba segura. Sin ninguna duda en mi mente, ella lo sabía.

-"¿Cómo lo sabes?"- Le pregunté en voz baja. -"¿Alguien dijo algo? ¿Alguien de la oficina dijo algo?"- Entonces un temor frío se deslizó por mi columna vertebral. -"¿Acaso Jimin dijo algo?”

"¡Oh, cielos, no!"- dijo. -"Él no ha respirado ni una palabra. Por él, nunca habría sospechado nada. Pero por otro lado..."
-"¿Yo?"
Me sonrió amablemente.
-"Es la manera en que usted le mira."
-"¿La manera en que yo qué?"
-"La forma en que le mira.-"- repitió. -"Como si el chico colgase de la luna."

Iba a corregirla en la palabra 'chico', pero ella me miró, retándome a discutir.
-"Tengo casi sesenta años. Es un chico para mí. Y está el hecho de que lleva
puesto el traje que usted compró el año pasado."
Suspiré y podía sentir que me sonrojaba. No había ningún sentido en negárselo. Así que le confirmé lo que ya sabía.
-"Sí, él es joven, pero es inteligente, y es tan animado. Tiene la tenacidad y la arrogancia que viene con tener veinte y tantos años, pero es... No sé... es dulce y divertido, y cuando estamos juntos, no hay diferencia de edad entre nosotros." No sé por qué estaba diciéndole esto. Pero necesitaba contárselo a alguien.
Yeobeen sonrió.

"¿Pero?"
-"Pero no sé lo que quiero. Me tomó mucho finalmente enfrentar a mi esposa, y a mí mismo, y admitir que soy gay. Han pasado cinco años de vivir finalmente mi vida real, sabiendo exactamente lo que quiero, y saber exactamente quién soy. Pero
esta es la primera vez que no sé lo que quiero en absoluto."
Yeobeen negó con la cabeza.

-"No, creo que es la primera vez que usted sabe exactamente lo que quiere."
Entonces suspiró.
-"Kook."- Era la primera vez que me llamaba por mi nombre de pila. -"Él te hace feliz. Nunca te he visto tan feliz. No importa lo que piensen los
demás o digan. Se trata de ti."
Hubo un golpe en la puerta. No sabía si estar agradecido o resentido por la interrupción. Me aclaré la garganta.
-"Adelante."- dije en voz alta.
De todas las personas posibles, era Jimin. Asomó la cabeza por la puerta y cuando vio a Yeobeen, sin siquiera decir hola, dijo.

-"Oh, puedo volver."
-"No, está bien."- dijo Yeobeen, de pie. -"Sr. Park, por favor, entre."
Jimin hizo lo que le ordenaban, pero miró a la señora mayor con nerviosismo. Ella frunció los labios.

ELEMENTOS DE MODERNIZACIÓN VOL1/ 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora