CAPITULO VI

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-"Creo que deberíamos besarnos."- repitió, claramente nervioso. -"Nosotros deberíamos hacerlo, y sacarlo del camino. Entonces podemos olvidarlo y superarlo,
seguir adelante, aclarar las cosas, lo que sea. Pero es sólo que siempre está ahí."
dijo, casi comenzando a ir y venir por mi puerta.

-"Está ahí entre nosotros y me está volviendo loco. No puedo concentrarme, lo único que puedo pensar es en como carajo se sentirá besarte, o tu sabor."

El corazón me latía rápido y mi estómago estaba en nudos. Él estaba de pie justo en frente de mí, diciéndome que quería besarme.

-"No estoy preocupado acerca del trabajo."- continuó diciendo. -"Porque estoy seguro, estoy absolutamente seguro de que si te beso una vez y consigo sacarlo de mi sistema, voy a estar bien. Volveré a la normalidad y entonces puedo actuar como si nada hubiera pasado. Sé que quieres besarme también."- dijo, todavía despotricando.

-"Lo puedo ver cuando me miras. Te quedas mirando mi boca y lames tus labios, y es como que estás tratando de no querer besarme y yo no te culpo, porque es raro, lo entiendo. Pero creo que si nosotros lo hacemos y conseguimos dejarlo fuera del camino, podríamos trabajar juntos sin todas estas preguntas sobre como sabes..."- Sus palabras fueron muriendo en silencio. La expresión de mi cara debió haberlo asustado.

-"O no."- murmuró, dando un paso atrás. -"Obviamente he leído mal las señales y tú no has dicho nada y yo he arruinado todo."

Se dio la vuelta y salió casi corriendo hacia el ascensor.
-"Jimin, espera."- le dije, agarrando su brazo. -"No has malinterpretado."
Él exhaló en un apuro con alivio, y se pasó la mano por el pelo.
-"Pero no estoy seguro…"- le dije, dando un paso más cerca de él, por lo que casi le tocaba.
-"Nosotros no tenemos que…"- dijo rápidamente. -"No debí sugerirlo…"
Sus palabras murieron cuando yo deslicé mi mano por su mandíbula, me incliné y podía sentir su cálido aliento en mis labios.

-"No estoy seguro… de sí una vez será suficiente."
Sus ojos estaban muy abiertos y se lamió los labios.
-"Probablemente no."
Nuestros labios se encontraron, abiertos y suaves. Era tierno y cuidadoso, temeroso de lo que estaba sucediendo, de a dónde iba esto. Ninguno de los dos se movió por un largo segundo, pero tiré suavemente su labio inferior entre mis labios y se quedó sin aliento.
Parecía que acaba de darle en el engranaje porque dejó su mochila caer al suelo para poder usar las dos manos para sostenerme. Su boca se abrió mientras profundizaba el beso, sus manos se deslizaron alrededor de mi cintura mientras su lengua se deslizó en mi boca.

Creo que gemí. O tal vez fue él.
Sostuve su cara mientras nos besábamos, absorbiendo todo de él… el calor de su cuerpo, sus suaves labios, su sabor, su olor. Hizo mi cabeza girar y a mis rodillas débiles, mi corazón latía con fuerza y quería más.
Pero entonces llegó el ascensor a nuestro piso y antes de que la puerta pudiese abrirse, tiré de la mano de Jimin, y lo llevé de vuelta a mi apartamento. Agarró su mochila del suelo y entró al momento que la anciana señora Giordano salió del
ascensor. Le di un amable saludo y sonreí mientras cerraba la puerta, Jimin se echó a reír.
Me apoyé contra la puerta cerrada y le sonreí.
-"La señora Giordano no tiene que ver eso."
Jimin puso su mochila contra la pared cerca de la puerta, y con una sonrisa en los labios, dijo,
-" A la señora cómo-se-llame podría gustarle verlo."
-"La señora Giordano tiene noventa y dos años."- le dije.
Yo todavía estaba apoyado contra la puerta y él estaba justo en frente de mí.
No estaba pegado a mí, pero no me dejaba moverme tampoco. Sus ojos
parpadeaban de mis ojos a mi boca, como si estuviera a punto de besarme de nuevo.
Mi voz fue apenas un susurro.

"¿Pensé que habías dicho sólo un beso?"
-"Pensé que habías dicho que uno no sería suficiente."- susurró mientras tocaba sus labios con los míos de nuevo.
Sostuvo mi cara esta vez, al tiempo que abría mis labios con los suyos.
Nuestras lenguas se encontraron y él presionó su cuerpo contra mí.
Puse mis manos alrededor de su espalda y lo acerqué más contra mí. No pude evitarlo. No quería desearlo. No quería que me gustara. No quería necesitarlo.
Pero así era.
Frenó el beso, arrastrando sus labios de los míos, mirando hacia abajo hasta que su frente descanso en mi mejilla, luego la barbilla, y al final dio un pequeño paso hacia atrás. Respiraba con dificultad, pero sonreía. Mis manos estaban todavía
en sus caderas, por lo que dio otro pequeño paso hacia atrás, alejándose de mí.

ELEMENTOS DE MODERNIZACIÓN VOL1/ 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora