YO TAMBIÉN FUI SUGAR DADDY

BARÚ

Solo habían pasado unas semanas y  con la libertad de navegar en sus redes pude encontrar detalles que me harían más fácil acceder a su vida. Conocía el edificio donde vivían, la zona no tan segura dónde residían y las necesidades que ella tendría, incluso hasta las necesidades de su amiga, a mí edad se cuánto sirve tener a la mejor amiga también atendida, aunque obviamente en menor medida. Una de mis virtudes ha sido siempre el respeto a la amistad como tal, he tenido la convicción que no hay necesidad de violar una norma básica como es la lealtad, para obtener noviazgos que muy seguramente dejan a cualquier hombre mal parado al tiempo de conseguirlos. La mejor propaganda para vender nuestra imagen para próximas relaciones es el respeto que tuvimos siempre en cada una de nuestras conquistas. De este modo nunca vería en su amiga, a pesar de su belleza, como una posible pareja a futuro.
Un mes bastó para asegurar mi primer conquista luego de lanzarme al mundo en busca de gozar de alguna manera la vida que tanto nos da y a la vez otro tanto nos quita.
Después de varias salidas a restaurantes, centros comerciales y discotecas sin el afán aquel que tenía en mi juventud, llegó el gran día.
Había mostrado mi mejor cara, con la madurez precisa fui adentrándome en lo que su mente quería, sabía de qué manera impresionar y a la vez con mesura fui allanando su pensar que en otras me parecía impresionante, sabía que a largo plazo ella encontraría la manera de conseguir sus objetivos sin ayuda de nadie, había que aprovechar la juventud que en ocasiones no nos da la seguridad necesaria para emprender los proyectos solitariamente y nos hace creer equivocadamente que todo debe hacerse en conjunto para hacer posible los sueños que hemos tenido.

Ya esta nueva cita iba más allá de las compras que habíamos hecho, o los pagos a  decoradores de su nuevo apartamento y otras tantos servicios que habían sido nuestro motivo para ir conociéndonos. Quería que mi objetivo tuviera el encanto de cuando existe más que un pago a una necesidad, que en su cabeza existiera almenos una sensación de estar con lo mejor que hasta el momento hubiese tenido. Había aprendido que nuestro corazón permite emociones al sentirse bien anímicamente y en ocasiones el amor empieza a fluir a pesar que al principio se crea que solo va ser una aventura.
Jamás me ha llamado la atención  comprar sentimientos,en lo que cabe, en una relación, un ejemplo de ello, las famosas prepagos jamás fueron de mi agrado aunque siempre he respetado su trabajo. Me ha gustado sentarme ante alguien a la que empiezo a mirar con suma admiración y me parece casi imposible conquistar. Que posean un lenguaje culto y también en igual manera,a pesar de sus edades, tengan amplio conocimiento de las necesidades del pais, la realidad de la inquietante sociedad y que me cueste hacerles creer que mi compañía es la que su corazón requiere, como también su misma vida, en otras palabras me encanta creer que así como el dinero es necesario para alguien una increíble compañía lo es más.

Lugar: Cabaña en la península de Barú, aunque es nacional sabía que sus playas paradisíacas me darían todo el ambiente necesario para una gran velada, un buen comienzo abre caminos a los cuales creemos impenetrables.

Tomamos un vuelo a Cartagena y 45 minutos en Yate, su amiga inseparable también había viajado con nosotros, lo había planeado así para darle más seguridad y confianza a su pensar, la amplia cabaña se hacía más amena en compañía de otros y además así iría más tranquila.
Si la atiendes como una reina, nada de relaciones  anteriores van a llegar a su mente y nada más que lo que vive ahora será su mayor acierto y por ello la imagen nuestra toma otra validez y nuestra compañía se hace casi necesaria.