(EN EDICIÓN Y PAUSADA)
𝐃𝐍| La belladona tiene sustancias químicas que pueden alterar la función del sistema nervioso del cuerpo y causar cambios en la saliva, el sudor y el tamaño de las pupilas.
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1983.
LA NIÑA SONRIÓ CON TIMIDEZ, CUANDO SE DIO cuenta que alguien se había interesado por ella en el orfanato.
Desde que él pequeño hijo de James y Lily Potter había nacido, Sirius y Remus querían formar su familia también o tal vez desde mucho antes.
Aunque sabían que tener uno de ellos mismos era imposible, había maneras de serlo posible. Tal vez… la espina de la soledad y dolor fue la causante de todo.
—Tenía un año cuando la dejaron en la puerta, ahora tiene tres años —dijo la señora del orfanato—. Esperábamos a que alguien la reclamará por pérdida, o si alguien volvía por ella, pero solo la dejaron aquí sin explicación, ni información.
La pequeña niña de cabello color caramelo, ojos verdes y sonrisa contagiosa, cautivo a Sirius y Remus ese día cuando ella se acercó a ellos como si los conociera de toda la vida. Un sentimiento de familiaridad y déjà vu, los golpeó con fuerza.
Remus la cargó en sus brazos cuando ella se lo pidió. Quedó sorprendido cuando la niña puso un dedo sobre su rostro y empezó a trazar sus cicatrices con cuidado, mientras Sirius miraba la escena enternecido y apuntó del colapso.
—¿Te taiste? —preguntó la niña.
—Si, me caí y me golpeé el rostro un poco —replicó Remus sin poder evitar una sonrisa.
—Oh, lo siento, ¿llolaste? Un día me tai en el jadin y golpee mi rorilla, pelo ya eta bien, llole un poco, pero depue me dieron un llalleta y deje de hacerlo.
—Ya veo, llore un poco, pero no le digas a nadie que te dije eso —murmuró Remus.
—No le die a nadie —ella puso un dedo sobre su boca y sonrió.
—Mira, te trajimos un regalo —dijo Sirius acercándole el obsequio a la niña—. Esperamos te guste mucho.
La niña abrió la boca sorprendida. Frunció el ceño por su concentración mientras trataba de romper el envoltorio aún en los brazos de Remus.
—Un pajarito nos dijo que te gustan mucho los vestidos llenos de flores, ¿qué te parece este? ¿Te gusta?
La niña soltó un grito de emoción.
El vestido era blanco con margaritas, con un gran lazo por la parte trasera. Remus bajó a la niña y ella sostuvo el lindo vestido en sus pequeñas manos.
—¿Es pala mi? ¿En selio?
—Si, cariño, es para ti —dijo Remus con una punzada de tristeza.
—¡Mucha gratia! E muy bunito —replicó la niña con una gran sonrisa.
