ミ★ 𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 2 ★彡

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27 agosto del 1998

Tom estaba muy nervioso, desde que supo que Ginebra iría con ellos en barca no podía parar de sonreír.

-Y esa cara de tonto?-le preguntó Bill riendo.

Tom pasó de su hermano y se metió a la ducha, tenía que estar guapo para Ginebra.

Bill bajó a la cocina donde estaba su madre preparando el almuerzo para el día en barca.

-Hola mamá-saludó el pelinegro.

-Hola cariño, que le pasa a tu hermano? Esta muy raro desde ayer por la noche-le preguntó su madre mientras metía los bocadillos de los niños en una mochila.

-Creo que le gusta Ginebra-dijo él riendo-Se va a duchar y todo para ella, aún sabiendo que se ensuciará y que ya se duchó ayer.

La madre sonrió pensando que era muy bonito que a su hijo le gustara una niña.

-Bueno, tú conoces a tu hermano, así que ya me contarás si te dice algo él-le dijo su madre sonriendo mientras metía una botella de agua en la mochila.

-Que te tiene que contar?-preguntó Tom mientras bajaba las escaleras en toalla.

-Pues....-Bill iba a decir cualquier mentira pero el timbre sonó.

-Oh, esa debe de ser Ginebra. La han traído sus abuelos-dijo au madre acercándose a la puerta.

-No abras la puerta! Aún no estoy listo!-chilló Tom mientras subía las escaleras gritando.

-Si que le gusta-dijo la madre mientras abría la puerta riendo-Hola Ginebra, soy Charlotte, la mamá de Bill y Tom.

-Ginebra!-Bill se acercó a ella y la abrazó fuerte-Ven, pasa.

Cuando Tom bajó con un montón de perfume puesto, vio a Ginebra sonriendo y se quedó mirándola desde las escaleras.

Es tan guapa...

Si, ya lo sabemos Tom.

-Hijo, que haces ahí parado? Te estamos esperando-dijo la madre de los chicos cuando vio que su hijo no bajaba.

En ese momento se dio cuanta de a quien miraba y sonrió.

-No le vas a decir nada a tu amiga?-le preguntó sonriéndole tiernamente.

Tom bajó las pocas escaleras que le quedaban y saludó a Ginebra con un abrazo y una sonrisa nerviosa.

-Hueles muy bien-le dijo la niña sonriendo.

Él se puso rojo y le dio las gracias con una voz temblorosa.

Tú también hueles muy bien Ginebra...

Pero díselo a ella, no lo pienses!

Me da vergüenza.

Ay Tom.


Los cuatro se encontraban en el puesto del lago donde se alquilaban las barcas. La madre de los niños estaba hablando con el hombre para ver los precios y los niños estaban mirando que barca les gustaba más.

-Pues a mí me gusta la negra-decía Bill mirando la barca.

-Y a ti Tom?-preguntó Ginebra al chico mirándolo a los ojos.

Que ojos más bonitos.

-A mi me gusta el mismo que te guste a ti-dijo él sin darse cuanta haciendo que Bill riera y que Ginebra le sonriera tímida.

-Venga niños, subiros a alguno-les dijo su madre llegando hasta ellos.

-Al negro!-chilló Bill.

La primera en subir fue Simone, el siguiente fue Bill y...

Á⋆n⋆g⋆e⋆lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora