ミ★ 𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 10 ★彡

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28 julio 2004

Hoy era el día en el que Ginebra y sus padres se mudaban a España, y la pelinegra no había sabido nada de Tom desde que llegaron el 22 a Alemania. El chico no la llamaba, no iba cuando el grupo quedaba, no iba a verla y cuando se cruzaban él ni la miraba.

Ginebra estaba tan triste que todas las noches lloraba hasta quedarse dormida por el dolor en su cabeza y ojos. No se esperaba que el chico al que ella había amado desde los 9 años, le hubiera dicho tantas cosas feas y ahora pasará de ella.

Pero lo que no sabía Ginebra es que Tom necesitaba ese tiempo sin ella, no podía soportar saber que no la volvería a ver, que ya no tendría a su chica favorita al lado, su apoyo más grande a parte de su gemelo. Tenía una mezcla de tristeza y rabia que le recorría por el cuerpo, no le dejaba dormir tranquilo y lloraba todo el tiempo. Él no quería hacerle daño a ella, pero tampoco quería hacerse daño él viéndola de nuevo. No quería volver a verla y a sentir esas mariposas en el estomago, no quería volver a mirarla a los ojos y sentirse nervioso o culpable por todo lo que había dicho (que no pensaba realmente), no quería ponerse delante de ella y darle ese último beso de despedida, por que sabía que si hacía eso, nunca la soltaría. Nunca la dejaría ir. Por que era su Ginebra, la misma Ginebra que le volvía loco de pequeño cuando la conoció y la misma que ahora era la culpable de su enamoramiento dañino.

-Tom... vamos a ir a despedir a Ginebra al aeropuerto-le avisó Bill a su hermano-seguro que no quieres venir?

Tom lo miró con tristeza y después negó con la cabeza.

-Es una estupidez lo que estás haciendo... y no sabes lo mal que lo está pasando ella por tu culpa, eres muy egoísta-volvió a decir Bill mientras salía de la habitación.

-Espera!-le chilló Tom levantándose de la cama y yendo detrás de él-dale esto, y dile que lo lea cuando esté subida en ese avión.

Tom le entregó un sobre a su gemelo y este lo miró enarcando una ceja.

-Por favor-suplicó el de rastas.

-Esta bien-respondió cansado Bill mientras bajaba las escaleras para irse.







La familia se encontraba en el aeropuerto despidiéndose de los abuelos, todo eran llantos y achuchones.

De un momento a otro Ginebra se giró y vio a su grupo de amigos ir corriendo hacia ella, todos menos él... eso hizo que su corazón se rompiera un poco más.

La primera en abrazarla fue Isa, que estuvo así durante 5 minutos. El siguiente fue Gustav, que no paraba de abrazarla y decirle cosas bonitas para animarse el uno al otro, después se le acercó Georg y este le abrazaba y le daba besos en la cabeza para que no llorara tanto. Por último Bill se acercó a ella y los dos se fundieron en un abrazo muy necesitado, eran mejores amigos y habían tenido el apoyo del otro desde los 9 años, ahora no sabrían cómo vivir sin el otro jodiendo todos los días.

-Te voy a echar mucho de menos Bill-dijo ella mientras lloraba en su hombro.

-Y yo a ti Ginebra, no sabes cuanto-dijo él de la misma manera mientras la abrazaba con más fuerza.

-Ginny, nos tenemos que ir cariño-le dijo su madre mientras se limpiaba las lágrimas que le caían por las mejillas al ver a su hija y amigos.

Ginebra se separó de Bill y le dio un beso en la mejilla.

-Cuídate-le susurró ella antes de girarse.

-Espera Ginebra!-chilló él mientras corría hacia ella-toma, léelo cuando estes en el avión.

Ginebra agarró un sobre con el nombre de Tom en el. Le daba mucho miedo pero asintió y se fue dejando ahí a sus seres queridos, a su segunda familia.

Cuando se sentó en su asiento se quedó mirándo el sobre, pensando si debería abrirlo o debería dejarlo pasar y hacer como que no le habían dado nada. Después de unos minutos, cuando el avión ya había despegado, decidió abrirlo y se encontró con una carta algo doblada dentro. La sacó y empezó a leerla.

Carta de Tom

Hola Gy...

Te escribo esta carta por que no tengo los huevos necesarios para plantarme delante de ti y disculparme por lo egoísta que he sido contigo esta última semana. No sabes cuanto siento haberte dicho tantas cosas feas que en realidad no pienso. Cuando me dijiste que volverías a España para siempre, se me cayó el mundo encima... pensé que tú estabas de acuerdo con eso, con dejarnos a todos, con dejarme...

Sé que no me merezco un perdón, he sido un capullo que solo ha pensado en sus propios sentimientos, pero no quiero que me odies para siempre, quiero ser un recuerdo bonito. Quiero que mires al pasado y me recuerdes como el chico que estaba loco por ti y que te quería con toda su alma, por que así ha sido desde el primer día que te conocí.

Te voy a echar mucho de menos Gy... Pero sé que si el universo quiere que nos volvamos a encontrar... pasará.

Si eso vuelve a pasar... sabré que verdaderamente estamos hechos el uno para el otro y que tendremos que luchar contra la distancia.

Confío en que te veré triunfar en tu carrera de cantante solista y espero que tú también confíes en que seré el mejor guitarrista de la historia... Confío en que nos veremos en las noticias triunfando y miraremos a esos collares que llevamos puestos y pensaremos en lo orgullosos que estamos el uno del otro, en que todo pasa por algo y hemos llegado a ese punto por haber estado juntos una vez, ayudándonos y apoyándonos.

Te quiero como nunca he querido a nadie y siempre serás el amor de mi vida, venga quien venga, tengo claro que siempre vas a ser tú por encima de todos. Y no es por ser egocentrico, pero sé que yo para ti también seré el amor de tu vida jajajajja.

Tengo un dolor en el pecho que no sé cómo quitar al saber que ya no te voy a poder ver, ya no te voy a poder tocar y ya no te voy a poder besar. Ya no podré ir a la casa de tus abuelos a verte y dormir contigo cuando todo vaya mal, ya no podremos ir al lago y recordar ese día en el que Bill casi se ahoga y tú lo salvaste, ya no jugaremos más con los perros de tus abuelo, ni le pediré consejos a este para hacerte feliz, ya no saldremos a nuestras citas en el McDonald's, ya no te veré reventándole la cara a aquellos que se meten con los tuyos... ya no te veré sonreír... al menos no junto a mi... Literalmente estoy llorando mientras escribo estas cursilerías que no me atrevo a decirte ahora en persona, pero si te dije en su momento.

Espero que algún día encuentres a alguien que te valore y te trate mejor que como te he tratado yo, aunque los dos sabemos que he dejado el listón muy alto todos estos años, no?

Te quiero mi amor... para siempre tu chico de rastas.

Tom.

Carta de Tom acabada

Ginebra empezó a llorar y a sonreír, con esa carta había sentido a Tom tan presente en ese momento, que hasta sentía que le estaba dando un abrazo mientras le decía esas cosas tan bonitas que siempre le había dicho.

De todas formas, aunque entendiera a Tom, su acto le había parecido muy cobarde.

-Te voy a echar tanto de menos imbecil...-susurró ella como si Tom estuviera delante para reírse por su apodo y la abrazarla mientras los dos lloraban.

Y en realidad así es como estaba Tom en su casa... Estaba tumbado en la cama abrazando una camiseta de Ginebra mientras lloraba. Era la camiseta de pijama gigante que él le regaló y que ahora olía a ella. Olía a vainilla.

Y así es como termina una historia de amor muy bonita con un final algo triste y poco agradable. Dos adolescentes enamorados que no se volverán a ver... o si?

Á⋆n⋆g⋆e⋆lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora