Poema 10

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En la vastedad del tiempo y el espacio,
la distancia se alza como un muro imponente,
un abismo que separa nuestros cuerpos,
pero no logra apagar el fuego que nos envuelve.

Eres la brasa ardiente que lleva mi nombre,
la llama que arde en el jardín de mi pecho,
pero entre tú y yo se despliega un océano,
un mar que ansío cruzar en cada desvelo.

La distancia, amada mía, se hace montaña,
pero mi corazón es un alpinista valiente,
escalando las cumbres de la añoranza,
buscando tu abrazo, el refugio más ardiente.

En cada suspiro se desvanece el espacio,
y en cada latido se acerca más mi ser,
la distancia se desvanece en el eco de tus risas,
y en cada pensamiento te vuelvo a poseer.

Eres la estrella que guía mis noches en penumbra,
la luz que ilumina el camino de mis sueños,
aunque la distancia nos separe físicamente,
nuestros corazones son ríos que se entrelazan dueños.

La distancia, amada mía, es solo un suspiro,
un lienzo donde pintamos nuestro anhelo,
en cada letra de mis versos te encuentro,
y en cada verso, tu esencia se hace destello.

Que el viento sea mensajero de nuestros susurros,
que las olas lleven nuestras palabras a la orilla,
que la distancia se desvanezca en cada encuentro,
y que el amor sea el lazo que siempre nos habilite.

En esta danza de la distancia y el deseo,
nuestro amor florece con fuerza inextinguible,
y en cada paso que damos hacia el encuentro,
nuestra unión se hace eterna e indomable.

Así, amada mía, en esta travesía incierta,
la distancia se desvanece ante nuestra pasión,
y en cada verso, en cada abrazo compartido,
nuestro amor se alza como un canto de redención.

Por si no sabías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora