Búsqueda en el tren

63 2 0
                                    

Un día antes de partir a Hogwarts, mi padre me había mandado a llamar a su despacho, este como siempre, con una actitud fría, solo me había mandado a llamar para advertirme que no me metiera en problemas o que no bajara mis calificaciones, porque si algo así pasaba, este me sacaría del colegio y yo no tendría más remedio que continuar mis estudios en casa. A mi no me importaban sus advertencias; si, sabía de que en dado caso de que algo así pasara, este si cumpliría con su palabra, pero yo no podía hacer promesas, después de todo, en el colegio tenía una misión más importante que portarme como una dama y sacar buenas calificaciones; mi misión era proteger a Harry y si me tenía que meter en un montón de problemas para hacerlo, entonces lo haría. Yo solo me mantuve callada, escuchando las advertencias de mi padre, pero sin hacer ninguna promesa, cosa que me había resultando, ya que este muy probablemente había interpretado mi silencio como sumisión.

-Muy bien, ya te puedes ir. *Dijo en tono frío cuando finalmente había terminado su reprimenda* Ya estás advertida y sabes que esta vez no dudaré en cumplir con mi palabra, tú madre y yo ya te hemos dado muchas oportunidades. *Dijo mirándome con dureza*
Ahora vete y asegúrate de dejar todas tus cosas preparadas desde hoy, no quiero que te retrases.

Yo solo asentí y me di la vuelta, sentía como las lágrimas corrían por mis mejillas. No volvería a verlo en un año y ni siquiera se había molestado en despedirse de mi, a este lo único que le importaba era que me apegara a las reglas y que no los hiciera quedar mal a él y a mi madre; esta última,ni siquiera se había molestado en despedirse de mi antes de mi partida; sin duda, podía sentir su falta de amor por mi. Entonces y sin poder resistir el impulso, me giré hacia el y lo mire con intensidad, recordando las palabras de Lucius Malfoy, "La ingenuidad de los niños es tan conmovedora, mi querida Arabella... tus padres son todo, menos honestos".

-Por una vez en la vida, ¿podrías ser honesto conmigo y decirme si de verdad me amas, como mi padre que eres? *Dije mirándolo a los ojos*

Por unos segundos, su mirada fue de completa consternación, pero enseguida volvió a ser de frialdad.

-¿De que clase de estupidez estás hablando? Creo que la respuesta es demasiado obvia. *Dijo sin darle importancia al tema*

-No, en realidad no es nada obvia. *Espete con frialdad* Toda mi vida, mi madre y tú han sido crueles y fríos conmigo y nunca me han demostrado amor.

-¿Crueles? ¿De que forma hemos sido crueles contigo? Si te lo hemos dado todo. *Dijo furioso* En cuanto a demostrarte amor, sabes que a nosotros no nos interesan esas estupideces emocionales.

-¿Y enserio dices que no eres cruel? *Pregunte con sarcasmo* Pero bueno, me queda claro que nunca van a cambiar, lo único que quiero es que me digas la verdad, ¿acaso me estás ocultando algo?

-¡¿Que quieres decir con eso?! ¡¿Tu bisabuelo Albus te dijo algo?! *Pregunto muy alterado*

-¿Que? Claro que no. *Dije muy desconcertada*  ¿Que tiene que ver mi abuelo Albus en todo esto? ¿Acaso sabe algo que yo no?

Mi padre pareció extrañamente nervioso.

-Por supuesto que no. *Se excusó* Simplemente que has pasado mucho tiempo con el últimamente y pensé que este te había metido ideas de nosotros. *Dijo dándome la espalda*

Yo estaba muy confundida, pero decidí no insistir, al fin y al cabo si mi abuelo Albus supiera algo al respecto, este me lo habría dicho. Así, sin decir nada más, salí del despacho de mi padre, más decepcionada que nunca.
Al día siguiente me levante muy temprano y me prepare; ese día, decidí utilizar un suéter blanco; una falda color crema, corta, con vuelo, y con un moño en la cintura; como zapatos, utilize mocasines negros; de accesorios llevaba una cartera negra y una diadema del mismo color; también llevaba un collar de perlas y plata y un brazalete, también de plata.
Las elfinas bajaron todo mi equipaje al auto y cuando me hube asegurado de que no faltara nada, metí a Albanix a su jaula y partimos a Londres. Cuando llegamos a la estación de King Cross, faltando media hora para que partiera el tren, le pedí a Michael que me trajera un carrito y así lo hizo, este acomodo todo mi equipaje y a petición mía, solo lo llevo a la entrada de la estación, ahí lo tome yo y comencé a empujarlo por toda la estación muggle; llegue al muro que estaba entre las plataformas nueve y diez, y no sin antes asegurarme de que nadie me veía, me apresuré a correr directamente hacia la pared; en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en un lugar completamente diferente. Comencé a caminar por todo el andén, el cual estaba lleno de estudiantes que se despedían de sus familias o que charlaban alegremente con sus amigos; como había ocurrido el año anterior, sentía miradas sobre mi, pero a diferencia de la vez anterior, que había creído que era mi imaginación, en esa ocasión, estaba segura de aquello, muchos me miraban y cuchicheaban entre ellos; esto no me pareció extraño, de echo, ya estaba acostumbrada, yo era conocida en Hogwarts por ser familia del director, además de ser la amiga de Harry Potter, la cual lo ayudó a salvar la piedra filosofal.

¿Protección o amor? (Harry Potter) Pt.2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora