Tres

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No sabría decir si mi cuerpo responde como el de cualquier adolescente.

—Tienes una voz muy bonita, Taehyung. Deberías usarla más.

Es la segunda vez que lo que dice este hombre me eriza la piel, y ahora, acostado en mi cama, mi imaginación me está jugando en contra. Nunca se me han dado los hombres. Para ser justos, tampoco las mujeres. Si bien tengo pensamientos pecaminosos, siempre van hacia el acto sexual en sí, no al cuerpo en particular.

—Tu novia debe ponerse feliz cuando le hablas al oído.

¿Por qué diablos asumiría que tengo novia si ni siquiera soy capaz de mantener una conversación decente con nadie?

Mi estómago suena. Después del helado y ese momento incómodo, me encerré en mi habitación. No sé si mi hermana comió o no. Debería salir... sigue siendo un extraño a mis ojos. Un extraño que, según mi madre, es el padre de Deji. Un extraño que asegura haber sido el esposo de mi tía. Un extraño que podría estar robándose el televisor.

Mis pensamientos siempre le ganan a mi racionalidad.

Salgo de la habitación buscando a Deji primero. Cuando la encuentro en su cama leyendo, me relajo un poco.

—¿Deji, ya comiste algo?

—Jungkook preparó. Dijo que no te molestáramos, que en la mesa quedó tu plato cubierto.

Oh.

—Bien... ya regreso.

Bajo las escaleras tan suave que, si alguien se robara el televisor, sería yo mismo.

Y sí, hay un plato cubierto con un paño blanco. Cuando lo destapo, el olor es... ¡maldición, qué hambre!

Tomo a toda prisa un tenedor del primer cajón y me siento a devorar lo que sea que haya ahí. Por lo menos, el ladrón sabe cocinar.

Cuando termino, me dejo caer frente al televisor a ver lo que sea que esté dando. No voy a mentir: ese ruido es el único que me gusta. Las voces, las risas, sus expresiones... aunque sean falsas, aunque todo sea actuación. Es algo. Yo soy nada.

Plano. Lineal. Vacío.

Cuando veo esos programas, me imagino siendo parte de ellos. Que soy yo a quien aman, a quien hacen reír y llorar. Soy yo quien les hace gritar, sonreír, abrazar... matar.

Esta noche no lo he visto mas, me avergüenza el hecho de que cuando regresamos solo subí escaleras como alma que ha de llevarse el diablo y ni las gracias le di por el helado. 


Domingo

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Domingo.

No hay dormidas hasta tarde. Aunque mi madre acaba de llegar del trabajo, sus convicciones son más fuertes que su cansancio. He intentado por todos los medios creer lo que ella cree, pero me es imposible pensar en un dios justo, piadoso y misericordioso cuando a nuestro alrededor solo hay necesidad, hambre, muerte y abandono.

MI UNICO PECADO -JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora