—¿Taehyung?
Por supuesto, yo no podía responder, solo asentir con mi cabeza; eso y mover mi cuerpo para que pasara.
Tengo la manía de nunca mirar al rostro a las personas; de cierta manera, verlas a los ojos me recuerda lo ínfimo y poca cosa que soy. Somos casi de la misma altura, me supera por escasos tres centímetros; aun así, mi nariz daría justo en la curva de su cuello.
Sacudo mi cabeza por mis pensamientos; no lleva ni cinco minutos en mi casa y ya estoy con mis tonterías.
Nunca he tenido novia; pensamientos impuros, sí, y muchos. ¿Qué tan extraño es que piense eso de un hombre? La realidad es que mis pensamientos impuros generalmente no tienen rostro y, ahora que lo pienso, tampoco género, solo están ahí.
En una ocasión, en el colegio, mientras estaba en la hora del descanso, vi a mi lado a dos compañeros ojeando una revista. Era una de esas de adultos con fotografías bastante explícitas; cuando me incliné para ver por el filo de mi ojo las imágenes de mujeres y hombres desnudos, fue inevitable no sentir en mi estómago un retorcijón; la curiosidad en ese momento pudo más que mi miedo a ser descubierto por ellos.
Por eso, cuando me dieron el último golpe en la mejilla antes de quedar inconsciente, me quedó claro una cosa: yo era tímido, pero no de piedra.
Mi madre, cuando me vio, preguntó qué me había sucedido; obvio no le podía decir que el motivo por el cual mis compañeros de clase me lastimaron era que estaba fisgoneando en su revista para ver unas imágenes pornográficas. Mientras me curaba la cortada en la mejilla, que me dejó un lindo recuerdo, le dije que simplemente tropecé con el filo de la escalera.
Torpe, me dijo como siempre, no sin antes darme una cachetada y decirme que tal vez para lo único que serviría en la vida sería para ser modelo por mi rostro y que ahora lo había estropeado.
Desde ese día, la curiosidad me llevó en más de una ocasión a pasar por el puesto de revistas y, aunque había dejado de comer por unos días para ahorrar unos pesos con el fin de comprar una de esas, nunca fui capaz de entrar.
La imagen del hombre penetrando a la mujer por... ya sabes, se me quedó grabada en la memoria; y aunque mi madre dijera mil veces que tocarse estaba mal, que si lo hacías era porque tenías al demonio en el cuerpo y estabas perdiendo tu alma, que si lo hacías te saldrían pelos en las manos, que si lo hacías era porque estabas demasiado dañado, no pudo evitar mi curiosidad.
Es por ello que no me importó encerrarme en el baño y tocarme, hurgar mi piel y mis pezones hasta que dolieran, inclinarme de forma ridícula buscando hacer eso que alcancé a ver en esas fotos y...
Aunque no me gustara mi cuerpo, ni mi cara ni nada en mí, no podía evitar sentir esa necesidad; la lujuria ha sido parte de mí... ese es mi secreto.
Ese es mi único pecado.
Yo no robo, no mato, no le deseo mal a nadie; es por eso que lo de perder mi alma a causa de eso no me importaba. Francamente dudo que tenga alma y, si la tengo, entonces le pertenece a ese pecado.
—Tu madre me dijo que no estaría y que tú me indicarías dónde me puedo quedar. —Sí, trata de ver mi rostro como todos y probablemente ya se debe estar preguntando por qué soy un rarito por no mirarlo.
—Perdona, no me he presentado correctamente. Soy Jungkook, tu tío... el padre de Deji.
Su voz no es tan grave como la escuché por teléfono; al contrario, es suave, de hombre, pero suave, casi se siente como esas telas afelpadas en las que te puedes arrullar.
Le indiqué con la mano que me siguiera y, con mi rostro casi metido en mi pecho y sin hablar, me dirigí escaleras arriba.
—Hmm, Deji... ¿imagino está dormida?

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MI UNICO PECADO -JJK & KTH
FanfictionSoy timido, raro pero ese no es mi mayor problema. Mi mayor problema tiene treinta y cinco años, cabello negro y las estrellas en los ojos. ¿aun no comprendes? Yo tengo dieciocho. ¿Aun no lo encuentras grave? El es mi tio. ...