Cap. 3

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Hola hola!! Bueno la imagen es de Alvaro (izquierda) y Hector (derecha).

Alvaro:

Después de ir a dejar a Hector, llegue a mi casa, la cual solo desprendía el penetrante aroma a alcohol y cigarrillos. Otra vez no...

Cruce el umbral de la entrada de mi casa y al pasar por la entrada de la sala de estar los vi. Mi padre y madre (si es que se pueden llamar así) estaban riendo y carcajeando mientras bebían vino y fumaban.

-Ya llegue.- dije serio y con un tono de voz lo suficiente alto como para que me prestaran atención,  pero ellos me ignoraron y siguieron bebiendo. Negué para mi mismo y deje que ellos siguieran bebiendo.

Subí a mi habitación y al abrir vi a la chica de servicio, de nombre Soledad. Ella tendía la cama y por lo tanto estaba agachada. Me acerque sin hacer ruido hasta ella y cuando estaba apunto de sujetarla ella me vio, abrió sus ojos como plato y salto al otro lado de la cama con tal de evitarme. Era como un conejito asustado.

-Joven... ¡Dejeme de molestar!, ya se lo pedí una vez.- sonreí y ella comenzó a temblar.

-Mira "gata",- hice comillas en el aire -deberías estar agradecida de que te quiero hacer el favor.- cuando estaba por correr para alcanzarla, ella fue mas rápida y logro salir de mi recámara.

-¡Maldicion!- chasquie la lengua y me deje caer sobre la cama. Era viernes así que podía olvidarme de la escuela... escuela...

Fije mi vista en el techo blanco de mi habitación, mientras una imagen femenina se hiba apareciendo -Aun debo seguir drogado.- murmuré con una amplia sonrisa, al ver perfectamente el rostro de Samanta Pedragón, después al bajar un poco mas la vista, vi su cuerpo de diosa, su esbelta silueta y sus firmes caderas. Ella estaba con su uniforme, ahí para mi... La chica inalcanzable. Ojala no fuera una alucinación. Recordé cuando toque uno de sus pechos... y la ira volvió a mi, el motivo por que me había drogado hoy, el que no le pudiera decir a nadie.

Totalmente molesto, la imagen de Samanta de esfumo como humo de cigarrillo, dejandome con el coraje atravesado en la garganta y hundiendome en un sueño profundo.

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-"¡¿QUIEN ES LA PERSONA IMBÉCIL QUE SE ATREVE A DESPERTARME EN SABADO?!"- solté molesto al escuchar el timbre insistente de mi celular. Sin destapar mi rostro, alcanze mi celular que había dejado en mi buró para contestar la llamada.

¡Solo es obsesión!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora