Selectividad (2) - FINAL

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—¿Dónde estuviste ayer? —preguntó Jimin mientras se dirigían a la parada de autobús, intentando poner el mismo tono de voz que si le estuviese preguntando cuál era su comida favorita, cuando en el fondo, lo que quería comerse era su propia piel a mordiscos.

Las dos últimas horas de clase después del recreo habían sido un infierno en su cabeza, intentando esclarecer qué había de verdad en todo lo que la zorra le había dicho y, sobre todo, qué significaba aquella sonrisa que Jungkook le dedicó cuando se sentó junto a él.

Básicamente, Jimin pensaba que la tía se había marcado un farol. ¿Con qué intención? Claramente para joderlo. A pesar de que ambos habían sido bastante cuidadosos con sus roces en público a lo largo de aquellas dos semanas, estaba claro que lo acontecido en el vestuario empezaba a divulgarse.

Ni mucho menos desconfiaba de Jungkook. Sabía que había que tener un par de huevos bien puestos para haber confesado algo de tal magnitud delante de algunos tíos habiendo sido toda su vida heterosexual. Ni siquiera Jimin, gay confeso al 100 % , habría sido capaz de hacerlo. Y no entraba en su cabeza que después de aquello y de todas las palabras y gestos cariñosos, el chaval decidiera follarse a otra persona, ya fuera hombre o mujer.

Pero el aluvión de sentimientos que bañaban su cerebro últimamente no dejaban de atormentarlo. Es más, empezaba a sentir una actitud que nunca había formado parte de su ser: POSESIÓN. Jimin jamás fue posesivo. Cuando se liaba con otros tíos, sabía que no era el único para ellos, e incluso él tampoco era exclusivo. Pero aquel "mi Jungkook" había desencadenado una furia dominante de lo que consideraba suyo, su machote. Quizás aquella nueva actitud que no controlaba aún, lo hacía ser un poco irracional.

—Estuve con Tana, ya te lo dije. Tenía que ayudarla a ordenar el trastero —contestó Jungkook bebiéndose un zumo.

—¿Sólo con ella? —preguntó Jimin suspicaz.

Jungkook lo miró interrogante levantando una ceja. —¿Qué quieres decir?

—¿No... viste a nadie más?

—Pues sí —contestó Jungkook entrecerrando los ojos—. Hana estuvo en mi casa.

La garganta de Jimin se cerró y todos los pelos de su piel se erizaron. Cerrando los ojos para intentar controlar que su "nueva faceta" no estallara y se llevase a Jungkook de los pelos en plan hombre de las cavernas gritando "MÍO, MÍO", dijo:

—¿Y... qué quería? —Iba a preguntar: ¿Qué quería la puta ramera?, pero al parecer, esa vez sí controló al monstruo posesivo.

Jungkook empezó a sonreír abiertamente, medio asombrado medio alegre. —Estás celoso. —No era una pregunta.

—No lo estoy. —«MÍO, MÍO».

—Sí lo estás, así que ahora no sé si debiera contarte lo que pasó — expuso Jungkook sin perder la sonrisa.

«¡¿L o que pasó?! ¡¿L O QUE PASÓ ?! No lo que estuvieron hablando, sino ¿L O QUE PASÓ ?».

—¿Qué pasó, Jeongguk? —preguntó entre dientes.

—Bueno —comenzó Jungkook con una autosuficiencia arrogante en su voz—, básicamente, intentó follarme. —«MÍO, MÍO»—. Empezó a decirme que me echaba de menos, que no nos habíamos visto en dos semanas y que... —«MÍO, MÍO»—. En fin, que tenía ganas de mí. —«ERES MÍO, MÍIIIO». Jimin, literalmente, iba a convertirse en un pit- bull. Jungkook lo miró y, al ver aquella expresión en su cara, se asustó un poco. Con voz tranquilizadora, expuso—: Ella sólo es... era un polvo, Jimin... nada más.

Clase a clase ; jikookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora