Viernes
El día amaneció con el cielo lleno de nubes negras. Jimin apenas había dormido la noche anterior, pensando en cómo se sentía el cuerpo de Jungkook contra el suyo. Pero loque Hoseok le dijo retumbaba una y otra vez en su cabeza: «¿Me estoy encaprichando de Jungkook? Pero eso es... imposible. ¡Por Dios! El tío es "el chulo gilipollas engreído"... pero... es "mi chulo gilipollas engreído", mi machote».
Además, ¿Qué esperaba? ¿Qué un heterosexual, al que le había dado por explorar "el lado oscuro", lo dejara todo y se quedara en esa nueva dimensión? ¿Qué un tío perdiera su posición de líder de los machotes por quedarse al lado del maricón de turno? «No, claro que no. Pero... sé que él... sé que a él le gusta lo que está pasando... Está confundido, lógico... pero él... lo quiere, le gusta lo que siente... ¡Vale! ¡Ya basta de juegos! Si hay que darle un empujoncito al chaval para que se decida, se le da. Le voy a hacer pasar el mejor fin de semana de su vida».
A la última clase antes del recreo le estaba prestando poca atención con todos aquellos pensamientos pasando una y otra vez por su cabeza. Cuando sonó la campana, se dirigió a la cafetería dispuesto a llevarse a Jungkook fuera de la ciudad con alguna pobre excusa para que estuvieran juntos.
Llegó a la puerta de la cafetería y, para disgusto de Jimin, la plana mayor al completo del grupito de Jungkook se encontraba allí: los matones, la chica del pelo rubio y otros cinco chicos con el mismo aspecto de gilipollas que Goyle y Crabbe. Pero a Jungkook no lo veía por ningún lado.
—Vaya, vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? —dijo Goyle, o Crabbe, a Jimin sencillamente le parecían igual de estúpidos—. ¡El maricón picha corta! ¡Y viene con el truchilla detrás de él comiéndole el culo! ¡Cómo no!
Las risas que siguieron a aquel comentario estaban activando el modo pit-bull de Jimin. Ni siquiera se había percatado que Taehyung lo seguía. No tenía tiempo para esto. «¿Dónde coño está Jungkook?».
—¿Sabes? —preguntó Goyle parándose justo enfrente de Jimin—. Creo que no te agradecimos los huesos rotos y moratones del otro día.
—Y como no te apartes de mi camino vas a tener que volver a agradecérmelo. Así que lárgate —dijo Jimin mientras intentaba sortear al matón.
—¡Tú de aquí no te mueves hasta que escupas sangre, maricón de mierda! —Ydicho aquello, cogió a Jimin del cuello tirando de él hacia abajo.
Jimin levantó sus manos para agarrar la camisa de Goyle, pero unos brazos fuertes se lo impidieron poniendo sus manos detrás de su espalda. Alguien le pegó una patada en la parte de atrás de sus rodillas y cayó hacia delante hincándolas en el suelo. Antes que pudiera levantar su cabeza, un duro puño se estrelló en su mandíbula.
—¡Capullo! —escupió Jimin, sintiendo el sabor de la sangre entre sus dientes—. ¿Es que no tienes los cojones suficientes para enfrentarte sin tus amiguitos detrás?
La respuesta fue otro puñetazo ahora cerca de su ojo, partiéndole la ceja. La cafetería estaba vacía. Todos los estudiantes habían salido de ella y observaban callados la pelea.
«¿Dónde coño están los profesores? ¿Y DÓNDE MIERDA ESTÁ JUNGKOOK?», gritó Jimin para sí mismo, pero una de sus preguntas pronto fue contestada.
—¿Qué cojones está pasando aquí?
Jimin levantó la vista hacia Jungkook. De uno de sus ojos goteaba sangre e iba hinchándose poco a poco, haciendo que su visión se nublara a ratos, mientras su labio partido no paraba de sangrar. «Menos mal, joder», pensó Jimin, esperando que aquella pesadilla terminara.
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Clase a clase ; jikookmin
FanfictionJimin, fornido, moreno y de diecinueve años, es expulsado de su instituto por pelear con todo aquel que lo insulta por ser gay. Al entrar en un nuevo centro, donde se reúne lo peor de la ciudad, lo que menos imagina es que un arrogante, engreído e i...