Octavo capítulo.

50 7 1
                                    

Me encuentro en el comedor con mi madre mirándome curiosa mientras juego con el tenedor a revolver la comida en mi plato.

-¿Me puedo retirar?- Pregunté, levantando mi cabeza.

-¿No piensas probar tu cena?.

-No tengo apetito, madre.- Frunció el ceño, y dijo dudosa.

-Sé... Sé que te he hablado mucho de las dietas, pero debes comer un poco, no te preocupes, me encargué de que le quitaran la mayor cantidad de calori...-La interrumpí.

-Para. No tengo ánimos, ni hambre. Me iré a mi habitación a descansar, hasta mañana.

-Pero caramelo, ¿no piensas esperar a tu padre?.

-Ni lo sueñes. ¿para qué?, nunca está.

-Él dijo que llegaría para la cena, además...

-No. Acéptalo, Elizabeth. Marcus Ross nunca está para nosotras.- y me retiré de la mesa.

Luego de que el estúpido de Edward aparcara en mi casa, bajé y corrí al interior de esta, sin siquiera mirarlo. Es un idiota. Eso me hace pensar; se supone, todos somos cómo somos por algún motivo. ¿Tendrá un pasado triste?, no creo que sea un imbécil porque sí.
Me duché y luego de dar unas vueltas por mi habitación, me recoste en mi cama y automáticamente me dormí.

Me encontraba en un hermoso bosque, con vista a un lago lleno de agua cristalina y una persona con su mentón apoyado en mi hombro, sus fuertes brazos alrededor de mi cintura, con su respiración en mi nuca. Giré Encontrándome con sus preciosos ojos, sonrió y habló.

-¿Qué te parece?-Preguntó.

-Hermoso.-Respondí.

-No tanto como .- Posicionó su respiración en mi cuello, donde depositó tres besos, entonces añadió- Hazme cambiar, Cassandra. Guardé silencio, disfrutando de su presencia, de su aroma, del lugar, de la paz que había en mi corazón cada vez que me encontraba a su lado.

-No. No. Suéltame, suéltenme.- Bruscamente me vi siendo separada del cuerpo de Edward, el bello lugar se transformaba en un putrefacto cementerio, su rostro se volvía cada vez más borroso, sentía una presión en mi cuello que me estaba dejando sin oxígeno, estaba a punto de caer en una profunda oscuridad cuando escuché mi nombre saliendo de sus labios.

Nothing for now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora