ʜᴇʀᴍᴏsᴏs ᴍᴜsʟᴏs | ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ ʙᴀᴋᴜɢᴏᴜ x ᴛᴜ́ ♡

Cap. 05

Narra Bakugou:

Comencé a despertar de un sueño bastante profundo, no había dormido así de cómodo en mucho tiempo. 

Y sentí una respiración en mi cabello, era una respiración cálida y ligera que daba cosquillas. Me di cuenta de que mis manos rodeaban una cintura femenina y apretaban junto a mi cuerpo. 

¿Qué mierda pasó ayer? 

Sentí el movimiento de ella, también comenzaba a despertar. No supe más que hacer, que fingir que seguía dormido. Cerré los ojos y esperé. 

— Sigue dormido — Ella susurró y luego pasó sus dedos entre mis cabellos de una forma gentil. 

Me gusta, y me asusta que me guste.

— Se ve como un niño enojón.. — susurró de nuevo. 

¿En serio? ¿Y "Niño enojón"? Que mala broma. 

Comenzó a separarse de mi, tomó mis manos y con delicadez los movió a otra almohada cerca. Ella se paró y me dejó en el sillón. 

Los hizo con bastante cuidado ¿Hah? ¿Acaso no quería "despertarme"? 

Abrí un ojo para espiar, si la encontraba husmeando por ahí, iba a enfadarme y gritar. Un momento, esta con su ropa intacta, de hecho yo también. Entonces no hicimos nada.. ¿Solo.. hablamos? 

Ella fue directo a la cocina y comenzó a usar utensilios de mi cocina.  Podía ver a vista completa tolo lo que hiciera y de hecho, no me importaba, estoy confiando en ella. 

Me levanté después de unos minutos y caminé descalzo al refrigerador, lo abrí y comencé a buscar algo de comer y preparar. 

— Buenos días — apenada, apenas dijo. 

— Buen día enana —Tomé un trago de leche frente a la nevera. 

— No creo ser enana.. Mido (tu estatura bby).. Si tanto te crees alto, presume tu estatura. — La miré con una sonrisa orgullosa. 

— 1.83 m..  — La miré de reojo, podía ver como me miraba de pies a cabeza para analizar que estaba diciendo la verdad. — Aquí, tú eres una enana. 

Se puse seria y miró del lado contrario de donde yo estoy y susurró. 

— Además de "enana", gorda.. — Escuché, pero ignoré.

¿Por qué debería darle consuelo a una chica que apenas conozco? Sí, soy el héroe número uno, no un maldito psicólogo. 

—¿Haz visto mi celular? —Negué con la cabeza mientras me recargo en la barra de la cocina. 

Ella comenzó a buscarlo entre sus cosas y cuando lo encontró, comenzó a gritar como una loca. 

— ¡Dios mío! ¡¿Cuanto tiempo he estado aquí contigo?! 

Gritos, malditos y horrendos gritos. 

— ¿Sabías que odio que griten cerca de mi? No soy fan de eso, así que voy a pedirte.. — me miró — Cállate.