»365 días de sadomasoquismo [ Jenlisa ]

031

Lisa se sentía extraña, un temor profundo la abordo al despertar y recordar lo sucedido horas antes, miró hacia todos lados y sólo encontraba la pared de la habitación del hospital, blanca y aburrida, sorbio su nariz y trato de pensar positivamente.

La puerta de la habitación se abrió, rápidamente miró hacia esa dirección y sonrió tenue al ver a jennie entrar con su traje de novio de hace unas horas, soltó un suspiro, pero su sonrisa murió al ver la expresión triste y decaída que mantenía, esos ojos irritados, hinchados y la nariz roja del llanto, sólo la hizo sentir aún peor.

—Lisa, me alegra que hayas despertado — sorbio su nariz, haciendo que Lisa la mirara neutral. —¿Cómo te sientes? Puedo llamar al doctor si quieres — ofreció, jalando una silla y posandola a su costado, dónde tomo asiento sin más.

— Jennie, ¿Cómo está el bebé? — preguntó, ganándose una sonrisa melancólica y fingida por parte de jennie.

—Todo estará bien, Lisa, no te preocupes — y fueron esas palabras las que lograron alterar a Lisa, porque sabía que algo andaba mal.

—Mi bebé, llama al doctor, quiero saber cómo está mi bebé — sus ojos estaban inundados en lágrimas, la cuales esperaban a qué parpadearan para poder salir.

—Lisa...

—¡Llama al doctor, quiero saber cómo está mi bebé! — gritó, logrando que las lágrimas finalmente salieran y rodarán por sus mejillas.

Jennie agachó la cabeza y sollozo, dejando qué la tristeza la empezarán consumir y dejará ver lo triste que estaba a su esposa; a Lisa.

—L-Lo siento mucho... — murmuró entre un sollozo, logrando paralizar el corazón de Lisa, quién empezó a negar repetidas veces con la cabeza, negándose a tal información.

—No, mi bebé está conmigo, él estará bien, sólo fue un pequeño sangrado, é-él... — y finalmente, rompió en llanto, y no sólo eso, sino que entro en un ataque de ansiedad al mismo tiempo.

Jennie tuvo que correr a buscar ayuda, mientras que Lisa no paraba de gritar y llorar con fuerza, pidiendo y rogando a Dios regresarle a su bebé, a su hijo. SeokJin logro calmarla y sedarla, para poder mantenerla tranquila en lo que Jennie firmaba los papeles de alta.

Después de todo aquel papeleo y de que Lisa se mantuviera completamente callada y casi muerta, sin decir nada y dejando qué Ji-won la vistiera como una muñeca sin vida; Jennie la cargo al estilo nupcial y la llevo hasta el auto, no sin antes haber comprado alguna medicina que SeokJin le recetó, para que se recuperará y se mantuviera tranquila.

Nadie dijo nada al regreso a casa, Lisa lloraba en silencio en el pecho de jennie, quién también iba igual, sólo que ella se limpiaba las lagrimas rápidamente, evitando mostrarse débil ante su familia y ante Marco.

Al llegar a la mansión Kim, Jennie bajo a Lisa en brazos, y subió a la recámara, dónde la recostó en la cama, cubriéndola con la cobija y mirándola posar su mirada en el piso.

—Estaremos bien, cielo, lo prometo — beso su cabeza y soltó un suspiro triste.

—Quiero estar sola — pidió en un susurro, con si su voz fuera a desaparecer en cualquier momento.

—Está bien, iré a prepararte algo para comer — Lisa negó.

—No tengo hambre — Jennie soltó un suspiro.

—Tienes que comer algo, no puedes descuidarte de esta manera, tienes que ser fuerte Lisa — dijo, pero rápidamente, se ganó una mirada de molestia por parte de ella, quién no dudo en sentarse y recargarse sobre el respaldo de la cama.

—¡Perdí a mi bebé, ¿Qué se supone que deba de hacer!? ¿¡Estar feliz y comer un maldito buffet!? ¡Eres una maldits idiota, Jennie! ¡Mi bebé murió y no tengo maldito apetito, ¿No puedes entender eso!? — gritó, dejando salir sus lágrimas y sintiéndose peor que nunca.

—¿¡Crees que estoy feliz!? ¡También era mi bebé por si lo olvidas, también me duele, no estoy feliz carajo! ¡Siento...siento que he perdido la mitad de mi maldito corazón, ¿Crees que eres la única que siente en esta habitación? ¿Crees que eres la única que tiene derecho a sentirse mal!? ¡No digas esas cosas! — Jennie aguanto las lágrimas que querían botar sus ojos, miró hacia otro lado, sintiendo sus puños temblar, necesitaba tranquilizarse antes de destruirse los nudillos con la pared.

—Y-Yo...lo siento — sollozó.

Jennie soltó un suspiro, echó su cabello hacia atrás, parpadeó, dejando fluir las lágrimas; sin importarle poco, camino hasta ella, sentándose a su lado y abrazándola.

—Saldremos de esto juntos... quizás, podemos intentarlo más adelante.

—Tengo miedo.

—Te cuidaré más de ahora en adelante, te lo prometo.

Porque Jennie sabía que aquellos medicamento habían sido puestos en la bebida de Lisa con un sólo propósito. Y mataría a golpes a la persona responsable.

O se dejaría de llamar Kim Jennie.