»365 días de sadomasoquismo [ Jenlisa ]

012

Las pesadas y amargas lágrimas bajaban por mis mejillas, mientras miraba el cuerpo de mi abuela sobre aquella dura y fría mesa de metal. Sentía que iba a volver a desmayarme en cualquier momento.

—¿Q-Qué fue lo que pasó? — mi voz salió completamente rota.

—Escapo de su habitación, tratamos de comunicarnos con usted para darle a saber que su abuela estaba perdida en el hospital, pero, jamás atendió nuestra llamada — cerré los ojos con fuerza y limpie mis lágrimas, bajando la mirada, sin poder mirar su delicado y pálido rostro, el cuál tenía una cocida en su frente, gracias a que se arrojó desde lo alto. —Lo siento mucho.

—¡Eso no me la va a devolver! — chillé con fuerza, mirando al hombre de la clínica. —¡Debieron cuidarla bien! ¡Yo jamás les quede debiendo un sólo Won, debieron estar más al pendiente! — el hombre agachó la cabeza, hizo una reverencia y se disculpo por décima vez. Volví a llorar y eché mi cabello hacia atrás. —N-No, p-perdón, sé que ustedes hicieron lo que pudieron. Lo siento.

—No se preocupe, tiene derecho de reclamar lo que sea — continúe lamentandome en silencio, hasta que volvió a hablar. —Su abuela, increíblemente, dejo esta carta — sorbí mi nariz y miré el sobre blanco que me extendía. Lo tomé y miré un momento. —Disculpe que no pueda seguir acompañándola, pero tengo que retirarme, con permiso y nuevamente, una enorme disculpa.

Hizo una reverencia, yo la regrese con un poco de pesar y salió de aquel cuarto. Guarde la carta en mi bolso y miré nuevamente a mi abuela, sin poder soportar más el dolor que estaba causandome su muerte, simplemente me recargue en su abdomen cubierto por una sábana y lloré. Lloré por no haber sido más atenta con ella, por dejarme llevar por la perdida de tiempo con kim y lo visitarla seguido. Me culpaba.

Poco después, sentí unas manos posarse en mis hombros y tratar de separarme del cuerpo de mi abuela, pero yo me negué rotundamente.

—No, s-suéltame — traté de liberarme de su agarré, pero fue inútil, y al contrario, sentí un ligero apretón en estos.

—Vamos a casa — negué en medio del llanto. —Joder, no me hagas volver a repetirlo — me giré hacia ella y la empujé, ganándome una mirada sorprendida de ella, quien no se esperaba tal acción por mi parte.

—No quiero irme — sentía mis párpados hinchados y pesados de tanto llorar, incluso puedo decir que estaban irritados, pero no me importaba.

—No me hagas actuar de una manera más agresiva y vámonos ya, maldición — la miré neutral.

—¿Qué vas a hacerme? — pregunté, caminando a paso lento hacia ella. —¿Vas a golpearme? ¿Vas a maltratarme? ¿Vas a abusar de mi en contra de mi voluntad? — pregunté, ella me miraba con el entrecejo fruncido. —Está bien, hazlo, mátame a golpes, es lo que quiero.

—¡No, cállate ya! — grita completamente enojada, dando pasos hacia atrás y mirándome molesta por mis palabras. Pero ya no necesitaba aguantar nada de esto, la razón por la cual me mantenía de pie, era por mi abuela, la cual, murió por mi descuido. —Ya no debes estar aquí, tu abuela murió, no puedes llorarle toda la vida, tienes que superar su muerte y continuar tu vida. Así qué vámonos ya — trato de tomar mi mano, pero dí dos pasos hacia atrás.

—No voy a irme, voy a llorarle toda la vida si puedo, ¡Porque tú no lo entiendes, eres una maldita insensible que sólo se preocupa por si misma y en lo que necesita! ¡No puedes decirme algo como eso, no cuando me tratas para satisfacer tus necesidades masoquistas! — ella parpadeó repetidas veces. —Eso es debido a algo que te sucedió, ¿Verdad? — sonreí sin gracia. —Yo soy la que paga los platos rotos de alguien más, ¿No es una completa mierda, eh?

—Suficiente. Vámonos a casa, tienes un contrato conmigo y debes obedecerme — me tomó del brazo, apretándolo y lastimandome, pero no me dí el lujo de quejarme.

—Quiero romper el contrato — confesé.

Ella frunció el entrecejo y me miró.

—¿Qué?

—La razón por la que acepté, está muerta. Ya no necesito de tu estúpido dinero, ni debo de aguantar tus malos tratos. Quiero romper el contrato.

—Tienes que dejar que acabe, no hay otra manera, ni existe la forma de romperlo.

—Entonces acabemos lo más rápido posible con esto.