Chofer

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Nahomi

Siento como me mueven suavemente y poco a poco despierto.
— ... tarde— identifico que es la voz de Hassan.
—¿Qué haces aquí? Te dije que no salieras hasta que yo te llamara— froto mis ojos y me estiro en mi lugar para que se me quite un poco lo adormilada.
— Lo sé, pero ya es muy tarde y creí que sería mejor venir a despertarte. Me quedé sin pila— alza la muñeca para ver el reloj de su mano—. Lamento decirte que son las once y cinco de la mañana. Ayer me dijiste que tendríamos que salir de aquí muy puntuales a las diez.
Lo miro con los ojos muy abiertos y salgo de la cama de un brinco dejándolo muy confundido.
— Mierda, ya no alcanzare a llegar a tiempo a mi vuelo— tomo mi teléfono y veo que tengo 12 llamadas de Anne.
  La llamo y contesta al segundo timbre.
— ¿Donde carajos estás?— se le oye bastante molesta.
— Deja el drama ¿si? que no eres mi persona favorita en este momento— colocó el altavoz y corro al baño a ordenar un poco el desastre que soy ahora mismo—. Se me fue la hora pero espera a ver si llego. Sube a ese avión y si no alcanzo a llegar veré si mis padres me dan algo más de dinero para otro vuelo.
— Sólo no me dejes sola Nahomi.
— No eres la más indicada para decir eso Anne.  Hablaremos cuando estemos juntas— cuelgo la llamada y veo que Hassan está bajo el marco de la puerta.
— Sé que ya se te hizo tarde, pero quería ver si podía ayudarte en algo.
— ¿Puedes subir mis maletas a mi coche?— salgo pasando por su costado y me llega el olor a pasta de dientes y champú de coco—. Son estas dos de aquí. Y mis padres say de han de haber ido así que tranquilo por eso.
   Le señalo las dos maletas que están al lado de la ventana.
— Ten, estas son las llaves. Es el coche rojo del garaje— le doy en las manos las llaves de mi preciado coche.
— Un Maserati ¿eh?— después de observar el logo del carro, se guarda las llaves en los bolsillos y sale con las maletas en mano.
  Yo aprovecho para cambiarme y ponerme algo cómodo para el vuelo. Tomo un short biker negro, una camiseta súper oversize que combino con unas Converse rojas.
Salgo de mi habitación y veo que Hassan se tomó la libertad de preparar café para ambos, cosa que le agradezco demasiado.
— Lo puse en un termo por si querías llevártelo— me lo entrega y me da las llaves de mi auto—. Lo pensé bien. Déjame llevarte al aeropuerto, así ya no dejas tu auto en el estacionamiento del aeropuerto.
— Gracias Hassan, me has ayudado bastante, pero no puedo permitir que sigas perdiendo mas tiempo por mi.
— No es nada de tiempo perdido morrilla — su sonrisa sale a relucir y creo que es algo que no me cansaría de ver—. Además no hay muchas cosas que tenga que hacer la verdad. Creo que es interesante ser tu chofer de confianza.
— Bueno, si insistes— siento que las mejillas me arden y no puedo controlarlo así que me dirijo a la entrada principal para salir de casa.
   Salimos a la calle y veo que ya está todo en orden en su auto.
— Ah no reina, déjame a mi— me abre la puerta para que suba y eso hago—. Que chula eh.
  Rodea el coche y enciende el motor para buscar un buen camino en el GPS, arranca cuando ya se ha trazado una ruta y de sentir esa velocidad, me pongo el cinturón de seguridad.
— Pon algo de música— me da su teléfono abierto en Apple Music— lo que tú quieras linda.
—¿Puedo poner algo tuyo?— no sé si quiera oírse a si mismo cantar, pero yo quiero escuchar su música.
— Hasta la pregunta ofende chula— no despega la vista del frente pero sonríe y sigue hablando—. Ya sé, pon en el buscador "Bye"
— Peso pluma, vaya nombre.
— Que te puedo decir, me gusta mucho el box.
  La canción comienza y ninguno de los dos habla para poder oírla, es tan buena que podría convertirse en mi gusto culposo.
Subo el volumen y Hassan comienza a cantar mientras que yo trato de seguirlo con la letra que aparece en pantalla.
Termina la canción y no puedo aguantarme las ganas de decirle que es muy buena música la que hace, pero siento que lo verá como si fuera una fan X.
— ¿Que te pareció?
— Pues muy buena la verdad.
—¿Buena? ¿Sólo eso? Auch— se lleva una mano al pecho dándole drama a la situación.
— Bueno si, es demasiado buena. Tiene un ritmo que te hace querer aprendértela de memoria. Pero no con esto te engrandezcas Hassan.
— Me conformo con que digas que mi música te gusta.
  Se pone otra canción de él que lleva de título "las morras" y Hassan la quita en seguida.
— ¿Que haces?
—Esa canción se que no te va a gustar y la verdad siento que no es algo que me represente.
—¿No puedo oírla?
— No puedo prohibir nada Naho, sólo que quiero que sepas que no es algo que pienso y hago. Escúchala cuando vayas en tu vuelo ¿si?— coloca su mano sobre la mía —. Por ahora solo hablemos.
  Y así pasamos el camino, hablamos de todo un poco y me cuenta que es de Guadalajara, que su familia es de Sinaloa y que mucho tiempo fue mesero.

Llegamos al aeropuerto diez minutos antes de las 12:00 pero aún no puedo cantar victoria.
Me falta hacer el pesaje de maletas y la documentación.
Hassan se pone lentes de sol y una gorra, baja mis maletas y me acompaña hasta la recepción.
— Linda te voy a esperar aquí por cualquiera cosa— coloca sus manos sobre mis hombros haciendo que lo mire— llámame si no abordas.
— Muchas gracias Hassan, eres increíble— lo rodeo con mis brazos y me inunda su aroma  haciendo que no quiera despegarme de él. 
  Pasado un momento reacciono y me separo tomando mis maletas.
— Te llamo, adiós Hass.
— Adiós plebita— se quita los lentes y se despide con la mano mientras me alejo adentrándome en las salas de abordaje.
  Desaparece de mi campo de visión y camino más rápido para encontrar la sala de abordaje que corresponde a mi vuelo.
— El vuelo BA145 con destino a Coachella, California, está por despegar.
Al oír eso en los altavoces me pongo ansiosa y me apresuro a pasar el filtro de seguridad donde dejo mis maletas.
—Llega bastante tarde, ya terminamos de checar boletos— la chica de cabello sumamente recogido que está recibiendo pases de abordas me mira como si me odiara.
— Lo sé, lo siento. Pero ya estoy aquí y el avión aún no despega.
— Como sea.
De mala gana toma mis boletos hasta que me deja pasar.
Busco mi asiento y veo a mi amiga con unos lentes oscuros que le cubren la mirada.
— Pero miren a quien tenemos aquí. Anne la abandonadora de amigas— me siento a su lado y coloco el bolso a mis pies.
— Por un momento creí que no llegarías.
— Yo igual.
— ¿Dónde dejaste el auto?
— No vine en mi coche.
— ¿Llegaste en taxi?— frunce las cejas ante la confusión.
— No, me trajeron— no quiero dar tantos detalles, al menos no ahora.
— Ajá tienes que contarme muchas cosas. Por ejemplo cómo te fuiste de la fiesta y el porqué Junior me dijo que te fuiste con una amigo suyo.
— Te contaré todo, solo dame un minuto— saco mi teléfono para escribirle un mensaje a Hassan.

Que suerte tienen los que no se bañan.
No me he bañado desde ayer en la mañana y traigo una suerte que no pienso arriesgarla.
Llegué a tiempo, yei :)

Su respuesta no se hace esperar y me muestra una foto de él lleno de periodistas.

Que gusto por ti, supongo que no debí bañarme hoy en tu casa.

Tienes una ligera costumbre de enviar fotos de todo lo que te pasa no?

Si pero no con todos ;)
Lindo vuelo guapa. Te veo después.

Sigue soñando Emilio.

Dejo mi celular cuando me doy cuenta que tengo una estúpida sonrisa en la cara de adolescente enamorada y la borro de inmediato.
La mayor parte del viaje la dedico a contarle a Annie lo que pasó después marcharme de la fiesta hasta terminar con la despedida con Hassan.
Ella sigue sin creer que uno de sus artistas favoritos haya dormido en mi casa y asegura qué hay algo ahí. Me llamó idiota por no aprovechar para besarlo. Por supuesto que hago caso omiso a todo lo que dice sobre mi y Hassan, llevamos literalmente un día de conocernos, eso suena absurdo.
Me cuenta sobre su candente noche con Natanael Cano y vaya que me quedo sorprendida oyendo los detalles.
El tipo es un completo cretino que se la pasa acostándose con chicas lindas, es lo que pienso de ese hombre.
Quiero imaginar que Hassan no es igual a él pero no puedo defenderlo mucho por la primera impresión que dió frente a mi.
Debería de darme totalmente igual así que dejo de pensar en tonterías y me quedo dormida evitando pensar en esos ojos negros...

La que baila sola -  Peso PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora