Oportunidades

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Hassan

Al llegar al restaurante que sugirió Anne, la amiga de Naho, todos bajamos a la vez.
La mendiga de Nahomi no me dio tiempo de abrirle la puerta.
— Muy buenas noches señor ¿Nos podemos llevar su auto?—. El chico del valet-parking me dice muy amablemente y yo le doy las llaves del coche.
Veo como a Naho se le dificulta caminar con esos tacones tan altos, ella es tan pequeña que ni si quiera con esas plataformas me alcanza a llegar a la altura de la nariz.
   Me apresuro a llegar a su lado para extenderle mi brazo y que se pueda apoyar al caminar, evitando que caiga al suelo.
—Vaya, al parecer eres caballeroso también— su voz es un susurro, me pone mal ver de tan cerca ese vestido que le queda tan bien a su figura.
  Se prende de mi brazo y caminamos juntos a la entrada. Su amiga ya encontró a Junior, ambos platican muy alegremente.
— Junior, que gusto verte carnal— le doy un apretón de manos sin soltar la mano de Naho.
— Gracias por invitarme— dirige la mirada a mi acompañante—. Que gusto verte otra vez Naho, no creí verte tan pronto.
Ella me suelta y le da un pequeño abrazo a Antonio.
Una vez que todos nos saludamos, entramos para cenar y pasar un buen rato. Al terminar nos dirigimos a la salida y veo que afuera hay mucha gente grabando hacia adentro del restaurante.
— Junior, ¿tú trajiste tu auto? — le preguntó a mi amigo dándome vuelta antes de salir.
—Simón, se lo llevaron al estacionamiento.
—¿Toda esa gente de allá está esperándolos a ustedes?— Anne nos pregunta a mi y a Antonio.
—No lo sé— me remuevo en mi lugar pensando que hacer.
— ¿Por qué te lo piensas tanto?— Naho busca mi mirada y cuando la miro a los ojos algo se remueve dentro de mi.
—No quiero que salgamos todos juntos. Y no porque no quiera que nos vean con ustedes, sino porque luego las van a estar molestando estos cabrones— quiero que ellas no pasen por criticas y cosas malas, en especial no quiero eso para Naho—. ¿Podrían irse en mi carro ustedes dos, chicas?
—Yo manejo, los veo en el hotel. — Naho se acerca y me saca el boleto del bolsillo del traje. Lo va a necesitar para que le den el auto.
— No me quejo si empiezas a agarra esa confianza de manosearme.— le guiño un ojo aún teniéndola cerca.
—Y ahí viene de nuevo Peso Pluma— hace un gesto de comillas con sus dedos y una cara burlona.
— Ven, salgamos ya.
  Anne se lleva a su amiga del brazo y salen por la puerta principal sin hacer mucho escándalo esperando que les den el auto. Los paparazzi no las molestan, siguen esperando a que salgamos Junior y yo, aunque suene arrogante casi presiento que así es.
  Naho sube al asiento del copiloto y arranca haciendo que las llantas chillen sobre el asfalto. Como me gusta la condenada.
—Cúbrete porque tantas luces apuntándote a la vez, dejan ciego— me cubro la mirada lo más que puedo y Junior hace lo mismo.
—Ni que me lo digas wey
   Salimos y en el momento en que nos ven, el flash de todas las cámaras se centran en nosotros.
Me da mucho gusto ver que, incluso estando fuera de nuestro país, nos sigan queriendo mucho y nos sigan reconociendo. Pero me hubiera gustado mucho pasar desapercibido para salir todos juntos y dar una vuelta sin tanto alboroto.
—Peso, ¿cantarás con Becky G porque están saliendo juntos?— un chico alto de tez morena acerca un micrófono a mi boca.
—Eh, no. ¿Podrías poner eso lejos de mi? No es en mal plan— pido lo mas amable que puedo. Sé que si soy un poco grosero, en cualquier circunstancia me van a criticar.
—Junior ¿Que nos puedes contar de tu nuevo álbum? ¿También cantarás en el festival?
Mi amigo decide no responder a ninguna de esas preguntas y sigue de largo hasta que le entregan las llaves de su auto.
Ambos salimos de ahí, Junior poniendo el auto en marcha avanzando y me pregunta hacia dónde ir, le doy las indicaciones y él maneja en silencio.
Me sumo en mis pensamientos y me cae todo el peso de no tener ni un poco de privacidad, a veces quisiera haber tenido una vida normal. No puedo disfrutar de las simplicidades de la vida cómo está, salir con mis amigos a una buena cena sin tener que ser molestados por más gente.
Tampoco puede tener una relación totalmente estable, con cualquier chuca que me ven, hacen ideas tontas. Y si en algún momento tengo a una relación formal, las críticas y los rumores llueven arruinando todo.
Amo todo lo que hago y me encanta que mi música llegue a tanta gente, pero... me gustaría ser una persona del montón.

La que baila sola -  Peso PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora