IV

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El cocinero depositó la leche caliente y los bollos de canela sobre una charola que esperaba la presencia de las sirvientas para ser llevada hasta la mesa. Jisung, un joven de estatura mediana, complexión doble y rasgos finos, era el chef de la casa desde hace varios años. Vivía en la misma casa siendo que Felix lo tenía en gran estima, a diferencia de la mayoría de empleados que estaban instalados en la otra construcción. Con quien quizás no tenía la mejor relación era con el mayor de los Lee, MinHo.

Para el chef, su jefe era..., un regalo del cielo, pero como todo regalo del cielo no podía ser conseguido simplemente. Lee MinHo era completamente encantador, así como heterosexual, además de estar comprometido con una hermosa doncella adinerada.

Un amor imposible.

Quizás, en realidad era un gusto unilateral más que un amor de verdad. Por supuesto, nunca intentó acercarse al hombre a sabiendas que lo rechazaría, en el mejor de los casos. MinHo era un caballero y muy galante, incluso con él, demasiado amable para el frágil corazón del cocinero.

Sus sonrisas, su cariñoso trato, todo, todo le llevó a creer que realmente podían... Sin embargo, estaba equivocado pues MinHo sólo estaba siendo amable, no demostrando un particular interés por él.

Y frente a él estaba la prometida de su platónico, dando órdenes cual si fuera la dueña de Leesville. Esa mujer no tenía ni filtro ni vergüenza al momento de dirigirse a los empleados de la propiedad. MinHo estaba acostumbrado a escucharla dando alaridos y quejas por doquier.

-El desayuno debería estar ya listo -chilló ella-, ¿qué lo está retrasando?

-Sólo falta la baguette, madame -respondió Jisung en voz calma.

Ella resopló insatisfecha, por supuesto, molesta al no conseguir que las cosas marchasen a su ritmo.

La mesa estaba puesta y los platos servidos, a penas unos detalles faltaban para que todo estuviese perfecto. Siendo las ocho de la mañana, Felix y su hermano bajaron al comedor a desayunar en medio de una interesante plática que fue interrumpida por el efusivo saludo de la mujer.

-¡Honnie, cariño mío! -Saltó ella contra el cuerpo de su amante.

-Oh, Annette -jadeó MinHo ante la imprudencia ajena-. Buen día.

-Buenos días, Anette -saludó Felix con una seria sonrisa, más por cordialidad que por gusto.

-Ven, Honnie, el desayuno está delicioso -dijo, ignorando el saludo que su cuñado le dio.

-Buenos días -saludó HyunJin, ingresando en el comedor. Sus ojos viajaron directo a la desconocida mujer que abrazaba impetuosa el cuerpo de Lee mayor, asumió sería su pareja, e inmediatamente de restarle importancia al asunto, sus ojos se clavaron embelesados en la figura de Felix-. Luce encantadora, señorita Bokk.

-Señorita, ¡já! -masculló ella una cínica carcajada que dejó pasmado a HyunJin.

-¿Disculpe? -preguntó HyunJin, bastante curioso por saber la razón detrás de actitud tan irrespetuosa.

-Conde, permítame presentarle a mi prometida, Anette Durand. Anette, él es el Conde Hwang HyunJin de Burdeos.

-Oh, vaya, un conde -musitó ella-. Discúlpeme, Conde Hwang, he sido muy mal educada. Un placer conocerlo.

-Me gustaría decir los mismo, mas me temo que la primera impresión no ha sido sino la de una niña carente de modales -dijo él, enseñándole a la sorprendida fémina una expresión frívola-. Además, no es a mí a quien le debe una disculpa en realidad, ¿o sí?

el romance trae vestido ୧୨ hyunlix ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora